Sabemos que Kasabian es una banda a la que el riesgo siempre le sienta bien. Aún cuando en los últimos años su sonido se ha estandarizado un poco, todavía son capaces de dar la sorpresa. Sin embargo, hasta un seguidor acerrimo debe reconocer que durante sus primeros años esa sensación era mas fuerte al principio de su carrera.
La prueba de ello, que no importa que le agregues o le quites, puedes ponerle una Filarmonica y a Zak Starkey para hacer dos baterías, puedes llamar a Noel Gallagher, hacer el bajo con slap como en el Glastonbury 2007, quitarle el inicio del ruido de sintetizador como en los últimos tiempos; nada de eso importa. En cuanto suena el primer guitarrazo, entraste a la zona "Club Foot". Y solo hay una forma de salir de ella: a punta de mosh.
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