lunes, 23 de febrero de 2015

Pills 'N' Thrills: Robar es malo

Hace unos días cuando hacia esta especie de apología a Kurt Cobain, pensaba que casi siempre se escribían cosas buenas de el. Cosas como sus virtudes, su inusual talento para explotar cada acorde y cada grito al máximo, colocandolos al servicio de la melodía y la distorsión.

No se habla tanto, en cambio, de un episodio que pudo ensombrecer la leyenda de Nirvana, siendo que en cambio la hace mejor. En 1992 y a raíz del éxito de un Nevermind que andaba embalado luego de derribar al Dangerous de Michael Jackson del primer lugar en las listas, un britanico algo difícil de tratar apareció en escena. Decía llamarse Jaz Coleman y reclamaba sobre un plagio al riff de una canción. Una tal "Eighties", decía.

Ese tal Jaz Coleman no es ni mas ni menos que el vocalista y líder de Killing Joke. Y "Eighties" era uno de los mayores éxitos comerciales de su banda, al lado de "Love Like Blood". Reclamaba que Nirvana había usado sin permiso ese riff para su clásica "Come As You Are". Estuvo a punto de llevar la situación a los juzgados, pero finalmente no ocurrió. 


Años después Coleman explicó que no los demandó porque un tiempo después se reunió con la banda, que efectivamente aceptó el plagio. Este argumentó que era lo único que necesitaba oír al respecto, siendo que incluso llegó a llevarse bien con Nirvana. Tan así, que Dave Grohl va a tocar la batería para Killing Joke unos años después en su álbum homónimo de 2003.

Pero de cualquier forma, en esa pelea siempre preferí darle el merito a Cobain. Después de todo, hasta para robar debes ser un genio.

sábado, 21 de febrero de 2015

Pills 'N' Thrills: Para Boddah, o como se escriba

Ayer habría cumplido años Kurt Cobain si no hubiese muerto el 5 de abril de 1994 en circunstancias confusas (al menos hasta que se descarte la teoría conspiratoria del asesinato). Siempre que todo Internet se inunda con artículos, homenajes o noticias donde siguen sacando provecho a su tragedia (o su cobardía, según sea el caso) surge la misma pregunta. ¿Qué era Kurt Cobain? ¿Era, como dijo Liam Gallagher, un cobarde que no soporto la fama? ¿Era un nihilista, como dijo el vocalista de alguna banda una noche en un bar, antes de hacer una versión de “Lithium”? ¿Era la voz de la generación X? ¿Un tipo con suerte?

Cuando me surge esa pregunta, siempre tengo que remitirme al recuerdo de cómo fue vivir la parte más difícil de mi bachillerato con Nirvana de banda sonora. Las letras no eran lineales y rara vez podía entenderlas, así que no era eso lo que me atraía por mucho que esa intensidad y rabia que transmitía en cada grito y verso fuesen innegables.

Lo de Nirvana para mí consistió en demostrar dos cosas: que el optimismo ochentero desmedido y artificial no era más que un espejismo. Que el arte concebido desde la música implicaba asumir riesgos, como ya lo había demostrado el alternativo mientras fue un secreto durante la mayor parte de los ochenta. Eso, claro, sin saber que había formado la formula pop que sigue sacando un hit tras otro hasta la fecha.

La otra cosa, fue probar que la letra de una canción solo importaba si se cantaba con la intensidad necesaria. Una prueba de ello es que en los dos o tres años que Nirvana estuvo en la cima, siempre le pidieron explicaciones a Kurt por lo que escribía, aun cuando el mismo admitía que su prioridad siempre era la melodía.

Contrario a lo que mucha gente piensa, Nirvana no me parece una banda tan depresiva. Más bien encuentro que Kurt hacía de la ironía algo muy personal y retorcido. Algo donde las pesadillas eran auténticos hits que osaban desafiar hasta a Michael Jackson. Como contrapartida, tienen algunas canciones como esta, que dan ánimo cuando las cosas se ponen difíciles, partiendo de esa ironía. Sobre todo en esas se siente a Cobain poniéndose al nivel de uno.Es sobre todo por esta canción que todavía lo extraño un poco, así ya no haga parte de la banda sonora de mi rutina post-adolescente con la frecuencia que uno quisiera.

En ese orden de ideas, Kurt Cobain para mi no fue un nihilista, un cobarde, un tipo con suerte, o la voz de la segunda generación MTV.

martes, 10 de febrero de 2015

Retrospectiva: XTRMNTR, el lado b de Primal Scream


El ultimo álbum subversivo del rock hasta la fecha.

Pills 'N' Thrills: Rock Total

Hace unas semanas hablaba con un amigo acerca de Los Jaivas (de quienes espero escribir algo en un futuro cercano), cuando de pronto en algún punto de la conversación apareció el "fútbol total". Para los que no lo saben, es un estilo de juego donde ninguno de los jugadores tiene un rol fijo en la cancha, sino que intercambian continuamente sus posiciones de acuerdo a las necesidades especificas del partido, en una simbiosis de técnica, condición física y aplicación táctica sin precedentes. Después de esa revolución (y como en toda revolución que se digne de serlo), el fútbol no volvería a ser el mismo.

Ese estilo fue utilizado primero por la selección de Hungria en los cincuenta con Puskas, Hidegkuti, Czibor, Kocsis como los portadores de esa verdad. Luego el Ajax de Amsterdam y la selección de Holanda en los setenta con Cruyff a la cabeza lo pondrían en conocimiento publico (con nombre y uno que otro campeonato incluido), hasta verse perfeccionado con el Barcelona y la selección de España hace algunos años.

Cuando cayó eso en la conversación se me ocurrió un pensamiento: "es curioso que nadie haya definido en la prensa musical a una banda como 'rock total'". Como una banda capaz no solo de adaptarse a las tendencias del momento, sino de desafiarlas, liderarlas y pasar a la historia por sonar bonito, sonar fuerte, ser efectivo y exitoso.

Hice una lista con algunas bandas que podrían aplicar para el titulo. Pero la primera en la que pensé, hizo lo imposible: hacer que el rock, el dance y la herencia de la música negra (llámese soul, funk o R&B) se llevaran bien y cristalizaran en uno de los momentos más memorables en la historia reciente.

Esto, damas y caballeros, es el rock total.

lunes, 9 de febrero de 2015

Álbumes de la semana (26 de enero - 8 de febrero)


Recopilación de los trabajos lanzados en las dos semanas anteriores.

Pills 'N' Thrills: De rockstars, periodismo y honor perdido

Una noche me encontraba con un amigo en un sitio de mala muerte. No pasó gran cosa (no de la que uno esperaría, al menos) pues básicamente la oferta estaba floja y los bolsillos también. Hubo un par de cosas que ese día cambiaron mi forma de ver a las personas (y sobre todo a mi propio ser) para siempre, pero no son pertinentes para lo que estoy escribiendo en este momento.

Lo que si es pertinente es que mientras hablábamos tonterías y soltábamos uno que otro halago de admiración mutua (es periodista igual que yo), mi amigo decía, parafraseando a Kurt Cobain, que el periodismo musical era a lo que se dedicaban los rockeros frustrados. Decía que si bien eso era muy cierto, la vida del periodista musical también tenia mucho de romántica, apasionante y desafiante con el stablishment. Mucho de lo que ambos aspiramos a ser, ya sea por voluntad o necesidad del entorno.

Hay muchos nombres que cumplen con esa regla. John Peel, The Electrifying Mojo, Hunter S Thompson, Lester Bangs, Everett True... Tipos que bajo sus propias reglas y eliminando el sofisma de la "imparcialidad" en sus trabajos, fueron capaces de forjarse una leyenda al darle mística con sus plumas o su locución a la música y la sociedad de su tiempo. Unos más decadentes que otros, pero grandes al fin y al cabo.

Nunca me he planteado ser un rockstar. Es aburrido, sobrevalorado, viejo y principalmente innecesario.  Ser un lobo solitario tiene toda la decadencia y el misterio que necesito sobre mi persona. Cuando escribo sobre música siempre pienso en las cosas que fueron, las que son y las que serán alrededor de las canciones y trato de darles al menos una pequeña parte de la mística que le daban esos genios. Como buscando ser la voz de una generación (cosa pretenciosa donde las haya). 

O en ultimas, aspiro a que un artista del cual haya dicho porquerías me incluya en una canción retándome a duelo por el honor perdido. 

Un poco como él.


Feliz día a todos los periodistas de verdad. Los que en la victoria y en la derrota siempre ponen la sensatez por delante. Y a los que aspiran a serlo, porque van por el camino correcto.

domingo, 1 de febrero de 2015