miércoles, 22 de junio de 2016

Pills 'N' Thrills: Ultimo Dia

Yo de política más bien poco. No tanto porque no lea sobre el tema, sino porque no creo que mis opiniones sean tan validas o acertadas como las de otros conocidos. Lo que sí puedo decir es que para un historial que incluye tantos conflictos, con tantas variantes y con elementos causa-efecto que se repitan tan seguido (desigualdad social, marginalidad, vacío de poder, contrabando, intereses personales) me sabe a poco firmar un acuerdo de paz, independiente de lo que el plebiscito decida cuando se realice.

No me malinterpreten. Apoyé el proceso cuando se anunció y lo sigo haciendo. Pero no por eso me dejo engañar de la demagogia del presidente Santos cuando considera esto como “la llegada de la paz a Colombia”. No creo que muchos de los que apoyan el proceso lo hagan, honestamente. Inclusive soy poco optimista con el post-conflicto. Más que por la inequidad social y las carencias que se tienen en salud, educación y entretenimiento; por la mentalidad colectiva del país. Hay individuos que genuinamente pelean por mejorar las cosas en Colombia, que son “echaos pa’ lante” en serio, hechos a su propio pulso en esos campos, pero al final del día no son secundados por el grueso de la población.

Muchos todavía nos manejamos en términos de “mientras no me toquen lo mío no me importa lo del otro”. Es un vicio grave, y algo que desune más que los regionalismos, los políticos o un equipo de futbol. Pienso que el día en que podamos superar ese lastre, podemos hablar seriamente de un postconflicto. 

Hasta entonces, y a 30 años de que Morrissey lo dijera, lo digo yo: "se que todo ha terminado, pero nada ha empezado realmente".

sábado, 18 de junio de 2016

sábado, 4 de junio de 2016

Pills ‘N’ Thrills: Gonna Fly Now

Recuerdo que Noel Gallagher en una ocasión se refería a los cambios en la cultura popular (muy concretamente en la música) de una manera muy acertada. Decía que nadie quería un Revolver o un Sgt Peppers de The Beatles, pero igual lo hicieron y cambiaron la historia. Nadie quería unos Sex Pistols, pero llegaron y cambiaron el mundo. Nadie quería la música house, pero llegó y cambió al mundo.

Podemos seguir el ejemplo con muchas cosas más. Por ejemplo, en el boxeo nadie quería a un tipo como Muhammad Ali, un bocón con más velocidad y juego de piernas que cualquier peso pesado de la historia que se salía de los estándares marcados en el pasado por Joe Louis, Rocky Marciano, Floyd Patterson, Sonny Liston y muchos otros, con la capacidad de trascender el mundo del boxeo hasta lugares completamente insospechados entonces.

Pero llegó y cambio el mundo. Ambos mundos.

Se me ocurrió rescatar una pelea en concreto. Era 1975 y venia de reconquistar el título de los pesos pesados frente a George Foreman. Un desconocido Chuck Wepner con una carrera más bien mediocre era el retador. Durante ocho asaltos Ali era el dominador absoluto del combate, aunque el retador soltaba uno que otro golpe aislado. Wepner sangraba, le decían el “sangrador de Bayonne” por tener cejas frágiles y haber nacido en ese pueblo del estado de Nueva Jersey. 

En el noveno sin embargo ocurrió lo imposible. Ese desconocido que tenía las apuestas en contra conectó un golpe preciso e inesperado en la humanidad de Ali. Desde que Joe Frazier lo hiciera en el primer combate entre ellos, el campeón no había sido derribado en 5 años. Rapidamente se puso de pie y golpeó con más fuerza al retador. Wepner resistía sangrando y con los 40 a la vuelta de la esquina todas las combinaciones del campeón, a la vez que aprovechaba para soltar alguna en momentos puntuales.

En el decimoquinto asalto Wepner no pudo más, y una combinación de Ali lo puso de rodillas faltando nueve segundos para que terminara el combate. Ali ganó por nocaut técnico, pero tuvo que sacar su mejor versión para doblegar a ese veterano desconocido.

¿Por qué hablar de eso en THIS IS MUSIC? Bueno, resulta que un tal Sylvester Stallone (antes de ser “Sly”) observaba atentamente los acontecimientos relatados anteriormente. El corazón indomable de Wepner y la superioridad del mito sustentada en talento de Ali le dieron la idea para los perfiles de Rocky Balboa y Apollo Creed en una saga de películas que entre Dragos, Mr Ts, Tommy Guns, Dixons, secuencias  de entrenamiento, escaleras  y una banda sonora siempre a la altura, representaron la parte más romántica de un deporte que hoy es demasiado políticamente correcto.

En fin, todo eso para poner LA canción de esa saga. Y claro, para rendir nuestros últimos respetos a uno de los personajes más influyentes del siglo XX. Porque cuando vemos al Artista Antes Conocido Como Cassius Clay pensamos que en la vida hay que ser como Ali. Y como Wepner. Y como Rocky.