sábado, 21 de febrero de 2015

Pills 'N' Thrills: Para Boddah, o como se escriba

Ayer habría cumplido años Kurt Cobain si no hubiese muerto el 5 de abril de 1994 en circunstancias confusas (al menos hasta que se descarte la teoría conspiratoria del asesinato). Siempre que todo Internet se inunda con artículos, homenajes o noticias donde siguen sacando provecho a su tragedia (o su cobardía, según sea el caso) surge la misma pregunta. ¿Qué era Kurt Cobain? ¿Era, como dijo Liam Gallagher, un cobarde que no soporto la fama? ¿Era un nihilista, como dijo el vocalista de alguna banda una noche en un bar, antes de hacer una versión de “Lithium”? ¿Era la voz de la generación X? ¿Un tipo con suerte?

Cuando me surge esa pregunta, siempre tengo que remitirme al recuerdo de cómo fue vivir la parte más difícil de mi bachillerato con Nirvana de banda sonora. Las letras no eran lineales y rara vez podía entenderlas, así que no era eso lo que me atraía por mucho que esa intensidad y rabia que transmitía en cada grito y verso fuesen innegables.

Lo de Nirvana para mí consistió en demostrar dos cosas: que el optimismo ochentero desmedido y artificial no era más que un espejismo. Que el arte concebido desde la música implicaba asumir riesgos, como ya lo había demostrado el alternativo mientras fue un secreto durante la mayor parte de los ochenta. Eso, claro, sin saber que había formado la formula pop que sigue sacando un hit tras otro hasta la fecha.

La otra cosa, fue probar que la letra de una canción solo importaba si se cantaba con la intensidad necesaria. Una prueba de ello es que en los dos o tres años que Nirvana estuvo en la cima, siempre le pidieron explicaciones a Kurt por lo que escribía, aun cuando el mismo admitía que su prioridad siempre era la melodía.

Contrario a lo que mucha gente piensa, Nirvana no me parece una banda tan depresiva. Más bien encuentro que Kurt hacía de la ironía algo muy personal y retorcido. Algo donde las pesadillas eran auténticos hits que osaban desafiar hasta a Michael Jackson. Como contrapartida, tienen algunas canciones como esta, que dan ánimo cuando las cosas se ponen difíciles, partiendo de esa ironía. Sobre todo en esas se siente a Cobain poniéndose al nivel de uno.Es sobre todo por esta canción que todavía lo extraño un poco, así ya no haga parte de la banda sonora de mi rutina post-adolescente con la frecuencia que uno quisiera.

En ese orden de ideas, Kurt Cobain para mi no fue un nihilista, un cobarde, un tipo con suerte, o la voz de la segunda generación MTV.

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