lunes, 2 de mayo de 2016

Reseña: M83 - Junk


Es lo que pasaría si a The Beatles los hubiese producido Jean Michel Jarre o Mike Oldfield.

Yendo de la electrónica al shoegaze y el dream pop, M83 ha transitado un camino largo para convertirse en uno de los puntales del panorama alternativo de la actualidad. Punto al que llegaron con su Hurry Up, We're Dreaming de 2011 y sencillos como "Midnight City", "Reunion" o "Steve McQueen" que sonaron por todas partes, trascendiendo un poco esa linea de lo indie por primera vez en sus carreras. En los cinco años que pasaron entre ese ingreso a lo que suelo denominar "la gente bonita" y su nuevo álbum Junk, su lider y cara visible Anthony Gonzalez se dedicó a trabajar en la banda sonora de la película Oblivion en el 2013 y a colaborar el año pasado con su compatriota Jean Michel Jarre en su álbum Electronica 1: The Time Machine.

El séptimo trabajo discográfico de los franceses viene marcado por la partida de un colaborador desde los tiempos de Saturdays = Youth, el teclista Morgan Kibby. A eso se le suma la inspiración de Gonzalez en las bandas sonoras de los setenta y los ochenta. Diria también que la experiencia de trabajar con Jarre pudo darle ideas para varias de las canciones de Junk, así como la participación de Justin-Meldal Johnsen en la producción, quien ya había trabajado con M83 durante la grabación de Hurry Up, We're Dreaming. Es uno de esos tipos que todo lo que toca lo hace oro. Prueba de eso, los tres sencillos que lanzaron en los meses anteriores: "Do It, Try It", "Solitude" y "Go".


"Do It, Try It" y "Go" abren el disco mostrando un house orgánico en la primera y un pop tan elegante como travieso en la segunda. Destacable el trabajo de la vocalista invitada por Gonzalez, Mai Lan, que a lo largo del disco se va a revelar como un elemento clave para asimilar Junk, así como la participación no acreditada de Steve Vai en la guitarra para ese tema en concreto.

 


"Walkway Blues" con algunas reminiscencias reggae parece orientarse al estilo adulto de bandas ochenteras como Toto o la fase new wave de Rush, es cantada por el multi-instrumentista Jordan Lawlor. Me sorprendió su desempeño, la verdad no sabia que M83 tenia entre sus miembros alguien con una voz así de carismática. "Bibi The Dog" es puro new romantic y nuevamente tiene a Mai Lan como protagonista en una interpretación tan cautivadora como conmovedora. Me recordó un poco el estilo de Ladytron o Kavinsky, pero con un giro por momentos más exótico.

Pasamos a "Moon Crystal", instrumental que confirma la influencia de las bandas sonoras de televisión que mencionó Gonzalez para la grabación de Junk. Le sigue un medio tiempo llamado "For The Kids" donde la voz corre a cargo de una cantante noruega llamada Susanne Sundfør, quien ya había colaborado con Gonzalez para la banda sonora de Oblivion. Aunque es una buena interpretación, la siento inferior al resto. No es una canción que destaque mucho, si me lo preguntan.



Turno de "Solitude", donde entra la voz de Anthony amparada en un muro de sonido impecable con instrumentos de cuerda y sintetizadores. Como experimento de "synthpop adulto", le gana totalmente la partida a "For The Kids". En "The Wizard" el tono se hace nuevamente inocente en un instrumental que recuerda más la linea de Hurry Up, We're Dreaming. Las guitarras con efectos se equiparan sin problema con los sintetizadores y abren paso a la parte más interesante del disco.



En parte eso tiene que ver con que Mai Lan vuelve a tomar el micrófono en "Laser Gun", una canción más descomplicada, con un sentido del pop bien maduro y algo atmosférica, que solo con su voz vuelve a cautivarnos sin problema. El disco prolonga el estado de gracia con "Road Blaster", mi favorita de Junk. Se maneja con bastante soltura entre los teclados y los vientos, sostenidos por una percusión elemental pero no por eso carente de encanto. Incluso se da tiempo para una especie de interludio donde solo queda la percusión mientras poco a poco se vuelven a sumar todos los instrumentos. Es un poco como desnudar la canción, desentrañarla para saber qué la hace tan genial.



Luego de esa fase optimista nos volvemos a poner introspectivos con "Tension", otro instrumental, para pasar a evocar cosas emociones más universales en "Atlantique Sud". No diría que es una de las que más me gustan (me cuestan un poco más las baladas), pero es un ejercicio impecable donde Gonzalez y Mai Lan cantan a dúo mientras la melodía del piano y algunos arreglos de cuerda al fondo le dan una fuerza que a menos que erróneamente puede ser pasada por alto. "Time Wind", un numero muy Tears For Fears con la participación de Beck indica que nos acercamos al final.



"Ludivine", otro instrumental ahora sostenido en una especie de órgano le cede paso a "Sunday Night 1987", encargada de cerrar Junk.  Recuerda un poco las incursiones de Depeche Mode en "Precious" o "Somebody", sosteniéndose en el piano y sumando sintetizadores más sutiles cual muro de sonido. La armónica que suena en el puente le suma a la nostalgia y remata un disco que para los seguidores cosechados con Hurry Up We're Dreaming (incluyéndome) es difícil de asimilar.



Debo reconocer que cuando Gonzalez dijo que este nuevo trabajo iba a ser "más alegre" tuve miedo. Alegría en el 2016 significa rebajarse al nivel de Coldplay, forzando la felicidad y las caritas felices a un nivel absurdo. Pensaba en colaboraciones más predecibles que una de Calvin Harris con Ellie Goulding o Rihanna, música menos desafiante y un concepto vacío. Lo que no tomé en cuenta entre esas posibilidades es que hablábamos de M83. Y eso de una u otra forma es garantía de algo auténtico.

Junk es entonces lo que pasaría si a The Beatles los hubiese producido Jean Michel Jarre o Mike Oldfield en vez de George Martin. Algo etéreo, con sintetizadores, pero que prioriza lo tradicional y lo orgánico por encima de lo sintético. Habrá a quien le disguste el álbum por alejarse tanto de las coordenadas que acostumbraba Gonzalez hasta la fecha, pero yo en cambio encuentro que las posibilidades en el futuro se hacen mayores para M83. Ahora es delirante pensar en la banda haciendo shoegaze orquestal o algo por el estilo en el futuro.

Es en resumen un disco soberbio, imponente, acogedor y lleno de matices en las voces o los instrumentos. No es un trabajo feliz en si mismo, más bien parece relatar la búsqueda de esa felicidad en Anthony. Hay más realismo en ese concepto, un mensaje más sólido y relevante para quienes pongan sus oídos en ese disco, y canciones que no son imposibles de escuchar pero para el oyente de música promedio implican algo de trabajo extra para familiarizarse con ellas. Afortunadamente la participación de Mai Lan facilita bastante la tarea.

Mi recomendada es "Road Blaster". No solo permite observar dentro de esa canción en concreto lo que la soporta y la hace avanzar. Es el mapa general de todo el disco.

Aquí va "Go".


Calificación: 4.5/5

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