domingo, 14 de febrero de 2016

Reseña: Suede - Night Thoughts


Es un trabajo más ligado a lo que mostraron en Dog Man Star.

Hace tres años Suede protagonizó un regreso discográfico notable con su álbum Bloodsports. Si bien significó en lineas generales un regreso a las raíces y al sonido de su aclamado álbum debut, no descuidó otras etapas de su carrera. Tenía algunas cosas que habían probado en discos como Coming Up o Sci-Fi Lullabies en lo que a la incorporación de teclados se refiere. Sonaba fresco, con ganas de seguir escribiendo nuevos capítulos en su trayectoria, y lo más importante: estaban justificados para hacerlo por la música que habían escrito.

Desde 2014 comenzaron a componer nuevo material para el eventual séptimo trabajo de la agrupación londinense. Fue grabado entre Londres y Bruselas, incorporando una sección de cuerdas con la cual, por increíble que parezca, grabaron la mayor parte del álbum en una sola toma. Eso explica no solo la complejidad particular que trae consigo Night Thoughts o la ambición de Suede, sino la aceptación tan increíble que obtuvieron por parte de sus seguidores como para permitirse el lujo de hacer algo así.

Sin más rodeos el disco arranca con “When You Are Young”, que se tira por lo lento y lo memorable con el buen trabajo del guitarrista Richard Oakes así como del baterista Simon Gilbert, que ambientan algo que parece propio de los tiempos de T. Rex o Mott The Hopple, mientras que la voz de Brett Anderson aprovecha esa posibilidad usando su barítono como un canal para dar ánimos al oyente para que salga y aproveche sus años mozos. Es evidente que la adultez no ha pasado en vano para la banda, pero a su vez tampoco significa que eso sea para mal.


Hora de subir la velocidad y “Outsiders” se presta de inmediato a la labor. Se deciden por algo más crudo, recordando (para bien o para mal) a los primeros Placebo. Gran tema, donde Oakes demuestra por enésima vez que si es por habilidades, no tiene nada que envidiarle al emblemático ex-miembro Bernard Butler. “No Tomorrow” es un agradable pastiche de esa síntesis de britpop, glam rock e indie ochentero que los convirtió en "los nuevos Smiths" cuando debutaron por 1992. Rebosa pasión y es ejecutada con firmeza por la banda al completo.


Volvemos a bajar revoluciones con una “Pale Snow” interesante que se entrecruza con “I Don’t Know How To Reach You” como si hicieran parte de una misma canción. Sostenida por los punteos delicados de Oakes, parece que Anderson caminara por una cuerda floja mientras canta, como coqueteando con la posibilidad de dejarse caer al vacío, emulando así la portada del disco. Llegamos a la mitad de Night Thoughts y nos encontramos con “What I’m Trying To Tell You”. Curiosa novedad por el ritmo, un poco como emulando a The Doors y su versión de "Whiskey Bar". 

Luego encontramos ya no dos, sino tres canciones que parecen solo una al no estar separadas por silencios. Esta vez el turno le corresponde a “Tightrope”, que sigue una línea similar a la canción anterior, tal vez más solemne y centrada en sacar hasta la última gota de dramatismo en la voz de Brett. Más adelante unos teclados prolongados nos ubican en “Learning To Be”. Con los teclados de Neil Codling como protagonistas, el ambiente se hace más solemne cuando unos discretos punteos de guitarra acústica aparecen en algunos tramos. Para rematar, las guitarras vuelven con su melodía y su asertividad en “Like Kids”. Claramente no es un una jugada conceptual o emparentada con el rock progresivo, pero es inevitable sentir ese paso de la melancolía a la liberación emocional entre canciones.


Volvemos al tono medio sinfónico con “I Can’t Give Her What She Wants”. Un notable solo de Oakes, se ve reforzado el dolor que debe inspirar una canción como esta. “When You Were Young” (una especie de secuela de "When You Are Young") mete con más propiedad instrumentos de cuerda que se entrecruzan con el sonido de la banda en un todo que no tiene tanto para envidiarle a los mejores Queen. Es la canción donde parece tener más injerencia Anderson, junto a “The Fur & The Feathers” que se encarga de cerrar el álbum. Son canciones que beben bastante de lo que supo mostrar el vocalista durante su etapa solista posterior a la separación de Suede. Especialmente la última destaca por ese tono medio crooner que busca el vocalista para la ocasión.

Bloodsports les dio la confianza suficiente para continuar escribiendo capítulos en la trayectoria de Suede. Night Thoughts lo ratifica, pues sin llegar a ser una repetición barata de su regreso a la vida, si retiene esas características y las pasa a un plano donde las guitarras sobresalen más en el resultado final. Pero sobre todo, es un trabajo más ligado a lo que mostraron en Dog Man Star. Más complejidad, una menor necesidad de ser complacientes y una mayor de buscar nuevos desafíos, nuevas formas de expresar las renovadas inquietudes compositivas de un Brett que, contrario a lo que podrían imaginar sus detractores, ha envejecido bastante bien. La angustia juvenil de sus años dorados se ve reemplazada por la de alguien que pasados los cuarenta debe lidiar con cosas como la nostalgia o la muerte.

Suede sigue siendo una banda ligada a los noventa como The Smashing Pumpkins o The Cranberries, pero a diferencia de ellos han superado la prueba que representa crear nueva música juntos, luego de muchos años sin hacerlo. A lo mejor este no es un trabajo tan memorable o inmediato como lo fue Bloodsports, pero es una continuación que vale la pena escuchar y repetir.

"Learning To Be" es mi recomendada. Bastante sencilla en su ejecución, pero a la vez bastante profunda en las emociones que puede transmitir.

Aquí va "No Tomorrow".


Calificación: 4/5

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