lunes, 7 de septiembre de 2015

Reseña: Foals - What Went Down


Podrían elevar la apuesta a 200 botellas para el quinto álbum a ver que sale.

Luego de lanzar hace dos años un alucinante tercer trabajo llamado Holy Fire, donde dieron un salto creativo importantísimo, los Foals vuelven con un nuevo álbum. Sabiendo lo exigente que sería el asunto luego de acceder a un público mayor con sencillos como “Inhaler” o “My Number”, la banda encabezada por Yannis Philipakis encara su cuarto trabajo como la posibilidad de buscar la madurez creativa y por qué no, consolidar su nombre en la primera línea del rock internacional. En este ultimo caso cobra mucho sentido encontrar que su productor es James Ford, reconocido por su trabajo con Arctic Monkeys, ademas de ser la mitad de Simian Mobile Disco y también encargarse de la producción del ultimo álbum de Mumford & Sons.

Fuimos conociendo poco a poco los temas que conformarían el disco. Primero “What Went Down” que con sus guitarras cargadas de fuerza nos hizo pensar en un álbum que profundizaría en la adrenalina. Luego escuchamos “A Knife In The Ocean” ofreciendo lo radicalmente opuesto: perdernos en la inmensidad. ¿Cómo iban a lograr que esos dos polos convivieran para bien en sus nuevas canciones? Aquí está el resultado.


La titular “What Went Down” abre el álbum y muestra un espíritu surf nuevo para ellos, entrecruzado con las guitarras pesadas que probaron en Holy Fire exitosamente. Anticipaba dos cosas importantes en este álbum: crudeza y atmósferas mucho más densas que las de su antecesor. De hecho, a partir de ahí veremos una metamorfosis en el disco que le hace pasar de esa crudeza a momentos que solo se me ocurre calificar como “acuáticos”.

“Mountain At My Gates” mantiene la idea cruda pero le da más protagonismo a los punteos, mientras que “Birch Tree” nos devuelve con su sencillez a los tiempos de Total Life Forever. “Give It All” se muestra impecable, justificando por completo ser el tercer sencillo de What Went Down. Refleja la experiencia acumulada por la banda de Oxford, que les permite hacer una canción memorable, con golpes cargados de tribalismo en la batería de Jack Bevan, y un protagonismo intercalado entre las guitarras y el teclado de Edwin Congreave.


Habiendo probado esa faceta, Foals decide probar una línea más exótica en lo sucesivo, iniciando por “Albatross”. En una primera escucha podría remitir a ciertos momentos de Holy Fire, pero en general se mantiene en la línea más abstracta y misteriosa de Total Life Forever. Pasamos a una auténtica bomba llamada “Snake Oil” donde los ritmos son un poco más robóticos, las guitarras apelan nuevamente a los rasgueos aunque sin la misma furia de “What Went Down”, mientras que la batería de Bevan impone su ley. Interesante forma de abrir sus conciertos durante esta gira.

La tanda exótica de What Went Down la cierra mi tema favorito del álbum: “Night Swimmers”. Medio funky (tiene mucho que ver el bajo de Walter Gervers) durante la mayor parte de su duración, se hace notar en realidad cuando las guitarras dejan el punteo y apelan a un riff mucho más crudo, ante el cual la batería no tiene otra opción que ponerse a la altura, golpear y marcar el ritmo con mucha más fuerza. Es una sensación que se hace evidente cuando la intensidad sube y baja.

Para el final Foals decide dejar que la épica se apodere de todo y relaje nuestros sentidos. La primera demostración es “London Thunder”, que nos hace respirar esa neblina y esa calma antes de la tormenta con cierto pulso al estilo de Boyz II Men, punteos precisos en la guitarra y unos teclados que se roban por completo el protagonismo. 

Aunque vuelven las guitarras para “Lonely Hunter”, no lo hacen para volver a subir las pulsaciones. Más bien optan por un número lento, con reminiscencias a los U2 de The Unforgettable Fire. Esto último no es gratuito, pues desde las guitarras agudas y los cambios de ritmo hasta la letra que parece tener cierto comentario social, retratando la monotonía del día a día en la ciudad; recuerdan mucho el ejemplo de los irlandeses.


Sin embargo, es en el final donde dejan claro su valor diferencial. “A Knife In The Ocean” es algo que no se puede describir desde lo lírico o lo instrumental. Es un estado mental muy superior a todo eso. Realmente uno asimila en su mente con notable facilidad las imágenes del vídeo promocional, escucha en los teclados y las guitarras las olas del mar golpeando contra la playa. La batería parece invocar esos movimientos naturales y Yannis con su voz conduce ese momento magistralmente. Así concluye un álbum que refleja de la madurez alcanzada por el quinteto, bajo la forma de un homenaje sublime al mar.

What Went Down vuelve al estilo atmosférico de Total Life Forever, sumándole la crudeza característica de Holy Fire. Es un síntoma importante de madurez en el quinteto, reforzado por un conjunto de melodías originales y memorables. Sea que apuesten por temas lentos, intensos o de esos que coquetean con la pista de baile; Foals sabe manejarse con soltura. ¿Fue una soltura dada por esas cien botellas de vino que la propia banda dice haber consumido durante la composición? Quién sabe. Pero podrían elevar la apuesta a 200 botellas para el quinto álbum a ver que sale.

"Night Swimmers" es mi recomendada. En algunos aspectos rompe con lo que nos tiene acostumbrado Foals, pero a la vez todavía se siente que son ellos cinco tocando y no otros.

Aquí va "Mountain At My Gates".



Calificación: 4/5

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