martes, 2 de diciembre de 2014

Reseña: The Vines - Wicked Nature


Un nuevo eslabón en busca de la perfección.

Amo a The Vines. Recuerdo que el amigo que me metió en la música me los presento en un bachillerato, con motivo de un trabajo de ingles. Había que hacer una cartelera de algún cantante de habla inglesa, y mientras descartábamos opciones, mi amigo decidió que la haríamos sobre ellos. En ese momento nunca paso de ser una tarea hecha de forma friki, pero cuando comencé a internarme en el indie, los conocí y quede noqueado con la energía desquiciada de Craig Nichols, el ídolo olvidado del nuevo milenio.

A pesar de que siempre leía comentarios desfavorables a todo lo posterior a ese grandioso debut llamado Highly Evolved nunca encontré que realmente hubieran decaído creativamente hablando. Mucho menos cuando lanzaron Future Primitive en 2011, una autentica maquina de enloquecer con los ritmos rasposos y drogados de las guitarras electricas, alternados con los bellos momentos de Craig solo con la acústica.

Este sexto trabajo, Wicked Nature, llegaba como una prueba mas dura que todas las anteriores luego de que el guitarrista Ryan Griffits, el bajista Brad Heald, y el baterista Hamish Roser abandonaron The Vines. No se sabe si fueron despedidos por Craig o ellos renunciaron voluntariamente, pero todo parece indicar que el vocalista decidió tomar las riendas creativas por completo. Para ello, recluta a Tim John en el bajo y Lachlan West en la batería, iniciando las grabaciones del que, con mucha distancia, es su trabajo más ambicioso y suicida.


El primer sencillo y también primera canción del álbum doble, "Metal Zone" a mi parecer justifica por primera vez las comparaciones de los australianos con Nirvana. Nunca me pareció que tuvieran tanta similaridad con Cobain y compañía. Supongo que en parte eso se debe al hecho de que ahora son power trio, y quieren serrucharnos la cabeza con la idea. Prueba de eso, el hecho de que "Ladybug" es Nirvana tirando a Oasis. Muy por el estilo de lo que hacían en Melodía. 

"Green Utopia" es más sencilla, pero igualmente la rompe. No teme al cuerpo a cuerpo, le gusta pelear con lo que le pongan al frente. Bien al estilo de su clásica "Don't Listen To The Radio". Tiene un buen toque punk en la batería. "Psychomatic" vuelve a la pataleta en plan grunge, aunque todavía conservando algo del toque radiable de la anterior. "Killin The Planet" se decide por el riff blusero al que se le suma la frialdad melódica pero asesina de Craig. Admirable resultado.

"Anything You Say" opta por melodía beatlesca enmascarada en distorsión. Resultado tan nirvanesco como les es posible. Por su parte, "Venus Fly Trap" nos presenta el primer acústico del álbum. soñador, con un buen arpegio y un gran trabajo vocal por parte de Craig, como siempre. Un violín ayuda a sumarle puntos a la canción. "Good Enough" vuelve a la idea de melódico pero ruidoso. Suena como una prueba de sonido conjunta entre The Beatles y Nirvana tocando canciones de The Cars. "Out The Loop" es garage puro, duro y directo condensado en minuto y medio. Una de las más inspiradas de Craig. "Rave It" es fácilmente comparable a "My Propeller" de Arctic Monkeys. Nada mal, después de todo, también es justo reconocer cuando el estudiante supera al maestro.

La titular "Wicked Nature" continúa explotando la idea de la melodía reforzada con distorsión, pero ahora al servicio de un tema de rock propio del nuevo milenio. El primer disco concluye con "Into The Fire", que ya incorpora los primeros toques de psicodelia en el álbum. Si uno lo piensa bien, lo que realmente los hace The Vines son los temas de ese tipo. Ese tema es una buena evidencia.

Arrancamos el segundo CD con "Reincarnation". Se mantiene en esa idea psicodelica, ingeniandoselas para sonar todavía frescos a esas alturas. "Love Is Gone" ahora prueba melodía distorsionada y ritmos lentos. No es su costumbre pero funciona bastante bien. "Truth" va por la línea de "Autumn Shade", y con una letra soñadora se sigue moviendo bien entre lo radiable y lo psicodélico. "Slightly Alien" profundiza en la onda acústica, dándonos un momento cálido y muy interesante. Mucho más de lo que cualquiera podría esperar de The Vines.

En la recta final ya comienzan a repetirse un poco mas, pero todavía con dignidad. "Everything Else" vuelve a la distorsión con un pulso magnífico en la guitarra. Los gritos de Craig se apoderan sin complejos de la situación. "Fly Away" es otra incursión interesante en el sonido blusero, aunque partiendo desde lo acústico. "Girl I Want" vuelve a la dinámica nirvanesca todavía sin dar síntomas de agotamiento. Por momentos recuerda a The Dandy Warhols. 

"Clueless" retoma la acústica y nos regala por mucho el momento más íntimo y misterioso del álbum. Parece un flamenco ejecutado en reversa y muy pocas revoluciones por minuto. "Darkest Shadow" retoma la tónica de los temas radiales de la banda. Sin ser la mejor, conserva su gracia y su potencial en vivo. "Funny Thing" cierra con broche de oro oscilando entre melodía y psicodelia uno de los esfuerzos más admirables que haya hecho Craig en su vida.

Por duro que suene, debo ser claro: alguien tiene que asumir tantas burlas que ha recibido The Vines después del éxito de Highly Evolved. Nunca tuvieron sentido, al igual que las comparaciones con Nirvana. Hasta hoy. Tal vez Craig realmente si buscaba emular a Nirvana desde el principio, por eso a ratos no se nota el mismo atrevimiento que en Future Primitive, pero en cierta forma también lo encontramos mas centrado en las posibilidades de una canción como tal que en llevarlas al limite. Parece un regreso a los tiempos de Highly Evolved, pero solo en la superficie. Wicked Nature en realidad es un nuevo eslabón en busca de la perfección.

Mi recomendada es "Clueless". No es representativa del tono general del album, pero lleva las canciones acústicas de Nichols a un nuevo estado mental.

Aquí va "Everything Else".



Calificación: 4/5

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