Un regreso admirable de una banda que nunca se fue.
Simple Minds no sabe hacer canciones malas. Jim Kerr y Charlie Burchill no son el tipo de personas que salen por ahí de gira con discos si no tienen una ambición o algo que decir. Al contrario, son un buen ejemplo de como al final no importa si la atención que los rodeaba en los ochenta ya no está con ellos, sino el hecho de ser honestos consigo mismos y con su público. Para ellos su carrera no terminó cuando los ochenta lo hicieron. Y la mejor prueba de eso se puede encontrar en internet, cuando se presentaron en el T in the Park de su natal Escocia en 2012.
En esa edición había nombres, por así decirlo, mas importantes. Kasabian, Noel Gallagher, Calvin Harris y Keane eran los más importantes en esa ocasión. Por eso mismo me dejó satisfecho lo que vi de su presentación ese día. No sentían complejos por tocar frente a las bandas punteras del momento, y por el contrario si acabaron siendo uno de los mejores actos de esa edición. Desde finales del año pasado y conservando estuvieron trabajando en un nuevo álbum, Big Music, que hace unas pocas semanas vio la luz.
Seamos claros: Simple Minds solo sabe hacer buenas canciones, pero nunca jamás nadie esperaba que fueran a salir con un álbum tan poderoso como este. Vuelta a sus raíces luego de coquetear en los discos anteriores con el rock alternativo, covers a Patti Smith, The Doors y The Call que homenajean a héroes y amigos por igual. De hecho con este álbum alcanzaron el Top 20 en el Reino Unido. No es poca cosa, si tomamos en cuenta los problemas que tienen algunos contemporáneos y amigos suyos para hacerse creíbles al subestimar a su público.
Así es, otro gancho a la quijada de U2.
Porque es eso lo que sigue emocionando tanto de los responsables de “Don’t You (Forget About Me)” o “Alive And Kicking”: no juegan a pretender que son la mayor banda del universo por el aspecto mediático, sino por el musical. Eso da una muestra de la leyenda tan grande que simbolizan todavía hoy.
Y es una muestra de lo que solo con “Blindfolded” son capaces de transmitir. El sello de Charlie en la guitarra, la voz de Jim siempre imperial, la batería de Mel Gaynor en su punto preciso y los teclados de Andy Gillespie nos hacen pensar en unos Simple Minds 2.0 para este álbum. Con un pulso más contundente mantienen ese buen estado de forma en “Midnight Walking”, probablemente la canción más importante de la banda desde finales de los ochenta. Tiene un poco de la idea que seguían en “Ghostdancing”, como si Visage conociera a U2. Himno incomparable desde cualquier punto de vista.
Pasamos a “Honest Town”, sostenida por un teclado muy contagioso ya sea que se ponga en plan rítmico o envolvente, acompañado por los buenos arreglos de la guitarra de Charlie. En este caso van más en la línea emotiva de “Alive And Kicking”, funcionando sin repetirse tanto. Le sigue la titular “Big Music”, un muro de sonido marca de la casa hecho al servicio de la voz de Jim, que sin complejos lo hace suyo mientras, de paso, nos hace suyos con esa fuerza de la que viene haciendo gala desde hace 35 años.
Llega el momento de los medios tiempos con “Human”, que se sabe mantener bien sin ser muy destacada cuando se le compara con el inicio tan demoledor. Hay garantía de que Jim podría incitar a su público para que aplauda en la última parte. En “Blood Diamonds”, que originalmente habían grabado para su álbum de grandes éxitos del año pasado, Celebrate: The Greatest Hits, deciden volver a ponerse un poco más traviesos con los ritmos, aunque manteniendo el tono relajado de "Human". Funciona incluso mejor en eso de tomarse un respiro.
Turno de “Let The Day Begin”. Esta canción es un cover a The Call, la banda de Michael Been, el padre ya fallecido de Robert Been, bajista de Black Rebel Motorcycle Club. De hecho los mismos Black Rebel le habían hecho ya una versión bastante demoledora el año pasado para su álbum Specter At The Feast. Los de Simple Minds eran amigos de The Call, lo que explica en buena medida el incluir esa versión y ese homenaje. La de los escoceses es más fiel a la versión original, con los teclados dándole cierto toque celestial, como si estuviese pensada para recibir a Michael Been en el cielo.
Luego de ese paréntesis vuelve la emoción a todo trapo en “Concrete And Cherry Blossom”. Nuevamente Charlie maneja el ritmo de la canción a su antojo en la guitarra, mientras Jim sencillamente sigue siendo Jim. El recuerdo de “Don’t You (Forget About Me)” es más que obvio en cada segundo. Pero en “Imagination” deciden volver a ser los Simple Minds 2.0 irresistibles del inicio, equilibrando bien la tendencia actual con el sonido de sus inicios tipo “Love Song”. La idea se mantiene parcialmente y con más sofisticación en “Kill Or Cure”.
Para el final nos regalan dos momentos más raros que lo que veníamos escuchando: “Broken Glass Park” (que también apareció originalmente en Celebrate el año pasado) y “Spirited Away”. Si bien ambas conservan en general la idea básica de lo que son, las melodías son más arriesgadas, Jim canta con algo más de frialdad y los teclados suenan notablemente más experimentales. Marcarían lo más cercano a lo que solían hacer en sus inicios. Lo que hizo que hasta Peter Gabriel quisiera que fuesen sus teloneros a comienzos de los ochenta. Especialmente la última funciona bastante bien para cerrar una vuelta a la vida que no deja indiferente a nadie.
Big Music es un regreso admirable de una banda que nunca se fue. Una colección de canciones firme, con algún rescate del olvido que funciona de forma milimétrica en el flujo del álbum, y un cover que junto a los de The Doors y Patti Smith que se incluyeron en la edición de lujo, dan buena cuenta que Jim Kerr y Charlie Burchill no son un dúo dinámico cualquiera para la música popular.
Son perfectamente equiparables a Mick y Keith, John y Paul, Bono y The Edge. Equiparables a todos los que les pongan en frente. Y si es cierto que para finales del 2015 planean visitar Latinoamérica, ojala el público esté a su altura cuando llegue el momento de verlos, cantar y saltar a su ritmo.
“Midnight Walking” es la recomendada. Ya quisieran muchas bandas tener la capacidad de armarse himnos de veterano como ese. Incluso las de ahora morirían un poquito de la envidia. Una canción así en circunstancias de normales no encontraría oposición en Billboard.
Aquí va “Blindfolded”.
Calificación: 4.5/5
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