Más crudo y más pensado para el directo de lo que fue su antecesor.
Anton Newcombe siempre ha tenido claro lo que quiere, y eso es lo que nos da. Eso que a él se le da la real gana de tirarnos en cada disco que graba con The Brian Jonestown Massacre. En este caso, cuando una de las canciones se titula "Like Describing Colours To A Blind Man With Acid" realmente es poco lo que se puede agregar. Ese solo título da una idea de lo que nos tira Newcombe en esas 9 canciones que conforman 'Third World Pyramid'. Drogadas como de costumbre, pero no carentes de melodía.
Es importante el distanciamiento con respecto al tono atmosférico, casi de soundtrack de su ‘Musique For The Film Imagine’. "Good Mourning" es una de las pocas excepciones a la regla. Las intenciones del grupo en su decimoquinto trabajo de estudio pasan por ofrecer un material más crudo y más pensado para el directo de lo que fue su antecesor, pero ofreciendo cierta variedad entre canciones aprovechando las experiencias acumuladas a lo largo de 26 años de carrera.
Todo eso sin olvidar el factor sorpresa. Por ejemplo, hay momentos como "Government Beard" donde la línea entre krautrock y psicodelia se hace bastante borrosa, pero también otros como "Assignment Song" donde sólo con el tremolo les basta para producir un ambiente condenadamente lisérgico, cosa que no le impide desfigurar la canción en la parte final con un mar de distorsiones.
"The Sun Ship" y especialmente "Don't Get Lost" con su ritmo lento y una sección de vientos para acompañar no se aleja demasiado de lo que The Dandy Warhols (el némesis de Newcombe por definición) hace normalmente. El instrumental "Oh Bother" sigue esa misma línea. La clave está sin embargo cuando se van a los extremos. Como pueden tirarnos ese momento meloso de "Like Describing Colours To A Blind Man With Acid", pueden disparar en seguida "Lunar Surf Graveyard", un instrumental donde básicamente le ponen freno de mano al surf rock de los años sesenta.
Para efectos de aplicar adrenalina y tensión en nuestros cuerpos, ahí nos dejan "Third World Pyramid" con esa batería hipnótica, la voz fría y dominante de Anton y un ambiente no muy alejado del que podrían ofrecer Suicide o A Place To Bury Strangers.
‘Third World Pyramid’ es un álbum que muestra una reencontrada versatilidad. En tiempos donde estar al margen de tendencias cambiantes en la gran industria musical no se considera ya tan valioso como en otros tiempos, Newcombe sigue siendo fiel a si mismo, ofreciendo inflexible un disco tras otro esa visión impredecible y caprichosa de la música como algo que siempre puede arriesgar un poco más. Y se lo agradecemos.
Mi recomendada es "Assignment Song". Nunca sobra recordar esa lección de "menos es más".
Aquí va "Don't Get Lost".
Calificación: 4/5
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