Es lo que pasa cuando el sentimiento de Bruce Springsteen y la crudeza y valentía de The White Stripes chocan de frente.
2015 fue un buen año para Alabama Shakes. Podría descararme con los calificativos, ir más allá del solo "bueno", pero da la impresión de que el futuro puede ser incluso mejor. Todo gracias a un trabajo discográfico candidato a todo en las listas de fin de año que los confirma en el panorama internacional como los siguientes en esa onda de rescatar la música norteamericana desde las guitarras eléctricas, misma que en este milenio supo tener a The White Stripes y The Black Keys como sus exponentes más visibles. Sin embargo, y a pesar de las buenas críticas que venían cosechando desde su primer álbum, fue algo que este servidor no pudo notar antes del disco que reseño a continuación.
Cuando debutaron hace 3 años con Boys & Girls no les encontré la gracia. Sentía que iban en muchas direcciones pero a la vez hacia ninguna. Los escuchaba desorientados y todavía en proceso de encontrar su verdadera razón de ser. Por eso nunca fui cercano a ellos.
Eso cambió cuando vi su concierto este año en Coachella. Decidí darles una oportunidad, sobre todo con las buenas sensaciones que me dejó "Don't Wanna Fight". Muy a tono con su inminente Sound & Color, dieron una presentación arrolladora donde se mostraron como los portadores de la tradición musical norteamericana de los años 40 y 50. Unos días más tarde aparece su nuevo álbum, y en él vimos confirmado el ingreso del trío a la tierra prometida.
Los discretos teclados de la canción titular nos permiten apreciar la apasionada voz de Brittany Howard abriendo el disco, en un primer aviso de lo que nos dará a lo largo del disco: sentimiento y empatía acompañados de sus particulares agudos. "Don't Wanna Fight" suma las guitarras y da vida a una de las grandes canciones del 2015. Acto seguido nos encontramos con una notable "Dunes" que con la apariencia de un vals ahora nos permite apreciar el verdadero potencial del acople entre instrumentos. Brittany se apropia de la situación y con su voz nos lleva por unos minutos a Nueva Orleans.
Turno de "Future People" y un riff de guitarra increíble tanto en su ingenio como en lo seductor. Howard explota al máximo sus agudos dándole un toque sacro en medio de sus coqueteos con el gospel, el blues y sus guitarras distorsionadas. Le sigue un bonito medio tiempo llamado "Gimme All Your Love" donde la armonía tiene el espacio necesario para desarrollar cada cambio de ritmo, cada instrumento, y cada matiz de la voz de Brittany.
Nos ponemos acústicos al ritmo de "This Feeling", un tema sobrecogedor y sin otra intención aparte de darle algo de luz al día más oscuro de cada quien. Para remarcar el trabajo de la percusión. Acto seguido nos sentimos enganchados a las guitarras de "Guess Who" a pesar de lo extraño de su ritmo. Es lenta pero aun así los rasgueos son como un pulso acelerado. Un experimento interesante al que le sigue "The Greatest", probablemente el mejor tema de Sound & Color. No tanto por el hecho de ser la mas ruidosa, sino por imprimir un poco de fiesta y desenfado a un disco que por lo general suele tomarse muy en serio a sí mismo. A su manera, claro. El "glam rock sureño" de "Shoegaze" sirve como transición para el gran final.
Tres estocadas finales coronan este álbum como el verdadero nacimiento de Alabama Shakes. Primero, el blues lastimero de "Miss You" donde Howard pone a límite su rango y sus habilidades como vocalista para pasar de los momentos pausados a los más intensos, donde deja salir su nostalgia a todo lo que le permite su cuerpo. Luego, "Gemini" se apodera de la situación durante cerca de siete minutos con su tono más ambiental y espacioso, cargado de ecos, con un gran trabajo de guitarra (especialmente en el cierre) y conducido por un teclado sencillo. Otro gran momento del disco y puede que un aviso de lo que podemos esperar en el futuro por parte de Howard y compañía. Por último, "Over My Head" se regodea en la satisfacción del deber cumplido con un soul bien rural (casi rayando en el gospel), dejando desde su lanzamiento sensaciones encontradas.
De todas esas, la más clara es la evolución tan impresionante del trío en tan solo dos discos. Más seguridad, más empoderamiento y confianza en sus propias habilidades como músicos, la confirmación de que el gancho de ellos está en la voz de Brittany, y de paso algún aviso de nuevas direcciones en el futuro con la incorporación de los teclados. El título del disco refleja perfectamente la inspiración y las aspiraciones del grupo con su segunda placa. Subirle el volumen al sonido, darle variedad, atractivo, y sobre todo una definición. Ponerle la marca de Alabama Shakes.
Si no le gusto el primer álbum, créame cuando le digo que no hay forma de sentirse defraudado con este segundo. Si por el contrario es uno de los que quedo encantado con su Boys & Girls, seguramente vera reafirmada su confianza en ellos. Como haya sido, existe el consenso de que esta vez consiguieron dar un salto de calidad notable. Plasmaron en un disco lo que pasa cuando el sentimiento de Bruce Springsteen y la crudeza y valentía de The White Stripes chocan de frente.
Debo admitir en cualquier caso que gracias a Sound & Color volví a Boys & Girls y entendí muchas cosas que hace 3 años probablemente no estaba preparado para asimilar. Así de fuerte resultó la reformulación a la que me sometió esa banda.
“The Greatest” es mi recomendada. Incorporar una canción fiestera en un catálogo por lo general más serio parece un motivo suficiente.
Aquí va "Gimme All Your Love".
Calificación: 4.5/5
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