No consiguen estar a tope en lo creativo, pero rinden lo suficiente para ofrecernos un buen regreso.
La historia de Ride en los años noventa es la de una banda que se rebeló contra su propio destino. Luego de alcanzar una notoriedad inicial como abanderados del shoegaze al lado de My Bloody Valentine o Slowdive con su álbum debut 'Nowhere', decidieron moverse de forma consciente hacia un sonido más cercano a las melodías de The Jesus And Mary Chain o The La's cuidando de no sacrificar totalmente su espíritu aventurero. Y así apareció 'Going Blank Again', el álbum que definió esa música que realmente querían hacer los dos lideres del grupo, Mark Gardener y Andy Bell. Lamentablemente no fueron un grupo muy exitoso en su tiempo, lo que llevó a tensiones entre ellos. Para 1996 y antes de lanzar su álbum 'Tarantula', la banda ya se había separado.
Mientras Gardener siguió una carrera solista (que incluyó un álbum grabado conjuntamente con el ex-Cocteau Twins, Robin Guthrie) Andy Bell formó una banda de corta vida, Hurricane #1, antes de unirse a Oasis como bajista hasta su separación en 2009, tras lo cual forma Beady Eye con los ex-Oasis Liam Gallagher, Gem Archer y Chris Sharrock. Luego de dos discos, problemas personales de Liam y una recepción más bien tibia a su material, la banda se separa en 2014.
Esa coyuntura y el hecho de que tanto Bell como Gardener tenían la agenda libre permiten que ambos llamen a los otros dos miembros de Ride, el bajista Steve Queralt y el baterista Laurence Colbert para reunir la banda y hacer una gira internacional que los tiene tocando en más lugares de los que hubiesen tocado nunca en sus mejores años. Seguramente eso le dio ánimos al cuarteto para grabar un nuevo álbum, pero por lo que pudimos escuchar en 'Weather Diaries', también hubo cierta presión por componer música que estuviese a la altura de eso que tan bien estaban recapturando en sus presentaciones de reunión.
Lo que escucharemos en el nuevo material es una banda que lidia con esa presión. A veces bien y a veces mal. Pero al comienzo con “Lannoy Point” lidia bastante bien con ello. Es con distancia una de las cosas más sublimes que hemos escuchado en este 2017. Un punteo muy simple con los arreglos apropiados a su alrededor es capaz de detonar un conjunto de emociones en su mayoría indescriptibles. Y aunque hablamos del grupo más britpop y con más deudas hacia los 60s entre los tres grandes del shoegaze, no se podría decir que es un pastiche de esa época.
Cuando suena “Charm Assault” en seguida, el arranque deja ver sin ningún complejo las dos caras del grupo: la fascinada con crear climas épicos a partir de los pedales y las distorsiones, y esa donde pueden llevar su vena britpop en una dirección todavía refrescante. Lo mismo podría decirse de "All I Want" que con más distorsión pero sin perder el norte en las melodías tiene tanto de Bowie como de los Beatles del White Album. La voz de Gardener suena impecable, limpia y con autoridad. Sin embargo, es aquí donde también se mostrara un problema que le va a quitar puntos a 'Weather Diaries': por momentos las comparaciones con otros grupos son inevitables. Incluso para un grupo con influencias tan diversas para la escena shoegaze y tan ligado a rescatar una sonoridad clásica, en este album logran forzar las comparaciones una tendencia algo exagerada.
Pero antes nos sumergimos en la mística de "Home Is A Feeling", donde echan mano de esa particular interpretación del shoegaze que los hizo imprescindibles a comienzos de los noventa. En la titular "Weather Diaries" esa fórmula ya se convierte en una clara deuda con Pink Floyd. La pregunta sería si escuchaban 'Meddle', 'The Dark Side Of The Moon' o "Comfortably Numb" de 'The Wall', porque el hecho es que tiene un poco de todo eso. El punteo de guitarra que cruza la canción de lado a lado añade algo inquietante a la vez que sublime. Insisto, tal y como Pink Floyd hacia.
"Rocket Silver Symphony" abre con un intro atmosférico dominado por un pulso de guitarra extendido en el tiempo y el espacio para mutar luego en una especie de híbrido entre britpop y krautrock. Le sigue "Lateral Alice", más insolente y cruda, con un bajo dominante y un ritmo centrado en despertar la adrenalina en el cuerpo. De todos modos algunos detalles de Bell en la guitarra nos recuerdan a quien estamos escuchando.
Con "Cali" vuelve el britpop con toques del Bowie de Berlín. Los arpegios que sostienen la canción la ponen en la linea de los Beach Boys o The Byrds. Luego un momento de calma en la instrumental "Integration Tape" donde por momentos las guitarras llegan a tener tanto procesamiento por los pedales que suenan más como teclados, le llega el turno a "Impermanence" donde la banda juega a ser The Jesus And Mary Chain. Aunque resulta llamativo notar cómo la intensidad sube en la segunda mitad, en lineas generales se extiende más de lo que debería. El final es con "White Sands" es un caos perfectamente armonizado donde la batería golpea para llenar ese espacio infinito que sale de las guitarras, mientras Gardener y Bell impulsan esa especie de ejercicio space rock con sus voces, dándole así un cierre memorable a este regreso discográfico.
A pesar de las comparaciones inevitables con sus influencias, no puede decirse que 'Weather Diaries' sea un mero pastiche o algo por el estilo. Más bien fue una apuesta segura por parte de la banda, tal vez dudando un poco de sus capacidades debido a tanto tiempo sin meterse a componer y grabar juntos en un estudio, lo que los llevó a reprimir por momentos su propia creatividad. Fruto de esa presión salieron, insisto, cosas buenas y cosas malas, dando como resultado un trabajo que si bien no es exactamente de claroscuros, si tiene momentos donde se desluce y otros donde la rompe. Ride no consigue estar a tope en lo creativo, pero al menos rinde lo suficiente para ofrecernos un buen regreso.
No puedo recomendar otra canción que no sea “Lannoy Point”. Solo con ella valía la pena cualquier cosa que nos quisieran tirar en el disco.
Aquí va "All I Want".
Aquí va "All I Want".
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