El rol del publico fue decisivo para que la noche fuese inolvidable.
Una hora y media fue el tiempo que Colombia pudo disfrutar de las canciones desquiciadas y violentas de Slipknot, quienes llegaban al país 11 años después de una presentación en el Parque Simón Bolívar donde la asistencia fue considerablemente baja (unas 4.000 personas), mucho más tomando en cuenta que en ese entonces estaban en un momento creativo incluso mejor que ahora. El domingo pasado convocaron en el Hipódromo de Los Andes unas 8.000 personas.
No vimos la escenografía impactante que acostumbran (tal vez lo único negativo de su paso por Colombia) pero al centrarse más en las canciones que en el show propiamente dicho consiguieron que el público enloqueciera al ritmo de esas percusiones desgarradas y caóticas que caracterizan su sonido. Se centraron principalmente en sus dos primeros trabajos, 'Slipknot' y 'Iowa'. así como en su más reciente trabajo discográfico '.5: The Gray Capter'. Pasando de los coros imparables de "Psychosocial", "Killpop" o "Dead Memories" a los momentos de locura en las percusiones como en "Custer" y "(sic)", o en un termino medio a la hora de cerrar con "Spit It Out" donde Corey Taylor hizo lo de hacernos sentar en el piso para luego pararnos y saltar al ritmo endiablado de la canción.
Hablando de Corey, fiel a su costumbre se fajó sobre el escenario. Con un rendimiento vocal notable, mostró su versatilidad entre canto melódico, gutural y rapeo sin ningún problema y para el deleite de todos en el Hipódromo. Le achacaría un poco que al dirigirse a su público era medio genérico. Como que decía cosas que uno sabe que dice en todos los conciertos, casi que en piloto automático. Y aunque eso puede aplicar para cualquier banda de su envergadura, el chiste está en que no se note tanto. Eso sí, le abono que las risas malvadas entre canciones no tienen pierde.
El rol del publico fue decisivo para que la noche fuese inolvidable. Como era un evento para mayores de 12 años, había bastantes adolescentes en las filas de adelante. Fue a ellos quienes les correspondió desatar la locura y contagiarla entre los mayores para estar a la altura de lo que exigía la noche. Ojala sirva como una confirmación de que se le debe abrir espacio al publico adolescente en este tipo de conciertos, pues a la larga depende de ellos que el rock se refresque.
En definitiva, Slipknot se toma revancha luego de un primer show en la capital con el aforo medio vacío con un segundo donde no tienen la necesidad de usar pirotecnia o una puesta en escena tan elaborada como las que acostumbran. Se la jugaron a la fija tocando exclusivamente sencillos, y eso fue suficiente para imponerse.
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