jueves, 3 de diciembre de 2015

Reseña: Steve Kilbey & Martin Kennedy - Inside We Are The Same


Sin distanciarse de lo que le hemos escuchado a The Church o a All India Radio, sabe dejar una buena sensación.

Steve Kilbey es un protegido por estos lares. Su trayectoria de más de 30 años que incluye canciones con The Church y proyectos como este con Martin Kennedy es variada, intensa y siempre cargada de misterio, romance o espiritualidad en sus letras. El año pasado Kilbey lanzó un notable Further/Deeper con The Church y para mantener la buena forma se junta con la mente detrás de All India Radio (quien lanzará nuevo material a comienzos del 2016) para lanzar su tercer trabajo en conjunto.

Los discos Kilbey/Kennedy se caracterizan por sumar a las melodías de Kilbey los arreglos y la producción de Kennedy, dando como resultado algo majestuoso, no siempre psicodélico pero si muy espacial. Entre sus proyectos mas extraños podríamos destacar una serie de recopilatorios en los cuales permitan que la gente sugiera temáticas para escribir una canción, mismas que asumen Kilbey y Kennedy para componer en dicho proyecto. Este año lanzaron su cuarta entrega de esas características, misma que incluyó dos temas descartados para este Inside We Are The Same.


El tercer álbum de esta sociedad inicia con “Amenia”. Sigue un poco ese cliché post punk-new wave de los ochenta con una línea de bajo a lo Peter Hook, guitarras dejando espacios y con algo de reverberación, una batería muy básica, y teclados prominentes. ¿Que los diferencia entonces de la copia burda y nostálgica? Para ser sinceros diría que no mucho, pero hay que destacar el gran trabajo vocal de Kilbey, que se desenvuelve de forma tan melódica como celestial.

En “This Merciful Blur” optan por algo más sencillo, con los teclados de Kennedy sirviendo de fondo a un número muy por el estilo de Pink Floyd. “Oh My Glad” le suelta la correa a la batería y se siente más libre en su ejecución. Muy tradicional en su estructura estrofa-coro pero siempre sonando distinto gracias a un estupendo trabajo de guitarras y algunos cambios de ritmo donde Kennedy lo da todo para estar a la altura de su compañero.


Un epilogo instrumental a “Amenia” titulado simplemente “Amenia II” abre paso a una de las más grandes joyas que le hayamos escuchado a Kilbey en toda su carrera: “This Is The Universe”. Nuevamente recuerda el lado mas atmosférico de Pink Floyd, sobre todo en la voz de Steve que tiene parecido con la de David Gilmour y los teclados que si me dijeran que fueron tocados por el mismísimo Richard Wright lo creería sin hacer más preguntas. La forma en que el muro de sonido se hace más y más intenso hasta el final en que un coro de niños canta "This is the universe" es una de las cosas más sublimes que se hayan escuchado este año.


Entramos a una fase un poco extraña del disco, puesto que "This Is The Universe" pareciera el final de algo. “Shegaze” es puro suspenso, como si el disco hubiese terminado ya y buscara reencontrar el rumbo. Lo interesante es que cuando llega el turno de “Elude” uno no diría que las cosas vuelven a su cauce normal, sino que más bien estamos escuchando un álbum diferente. Melodía marcada por el piano, algunos rasgueos en la guitarra y una voz femenina acompañando a Kilbey nos regalan un tema fantástico ya sea por su falta de pretensión o por su falta de esfuerzo para llegar a ese resultado. Eso según se quiera ver.

Llegamos a “Swansea” y encontramos al dúo en su salsa. Kennedy aporta un buen fondo en los teclados para que el hippie espacial que Kilbey representa conduzca brillantemente la melodía desde su guitarra. Tiene algunos toques de jazz, alejándola un poco de cualquier parecido con The Church. En “Theodora” vuelve la línea post punk, aunque ahora recordando la versión más accesible de New Order. Kennedy aporta unos beats muy elegantes que protagonizan buena parte de la canción, hasta que ingresa la batería propiamente dicha en la última parte. Gran tema, aunque tal vez algo condenado al olvido.


Vamos llegando al final y el peso de Kennedy se hace notar en “Ho Chi Min”, más exótica y orientada al trip hop. Curiosa la forma en que Kilbey (y luego el coro de niños) cantan el nombre del revolucionario vietnamita en el coro. Es un autentico mantra. Un último momento para mirar las estrellas al ritmo de la acústica "Once" da por concluida esta placa que sin distanciarse de lo que le hemos escuchado antes a The Church o a All India Radio, sabe dejar una buena sensación.

Buena sensación que sin embargo tiene más a Kilbey al mando del barco. Muchas guitarras, muchos muros de sonido, y teclados más al servicio de las composiciones de Kilbey que como un verdadero trabajo colaborativo. Salvo una o dos canciones, el rol de Kennedy es más secundario. No obstante, es tan certera la visión de Kilbey y tan impecable el resultado final que uno hasta puede darse el lujo de pasar por alto ese tipo de detalles.

“Oh My Glad” es mi recomendada. Es un buen ejemplo de lo que tan bien ha caracterizado a este acople en los discos que han lanzado como sociedad hasta la fecha.

Aquí va ”Theodora”.


Calificación: 4.5/5

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