No pretenden revivir sus mejores tiempos o acoplarse a un presente que seguramente no los recibirá de la forma en que podrían merecerlo.
Cuando nació el rock alternativo en los bares de mala muerte de Estados Unidos y el Reino Unido, tuvo su razón de ser en llevarle la contraria al stablishment ochentero que inicio eso que ahora llamamos "sociedad de consumo". Cuando estalló de la mano de Nirvana en el publico amplio, se hizo parte de esa misma sociedad. Pero ocurre que en ese momento solo se abordó un sector muy especifico de ese alternativo y muchas bandas se quedaron por fuera de ese boom. Unas, porque obedecían a un estandar distinto de sonido al del grunge como fue el caso de muchas bandas de lo-fi y aunque lo quisieran, no "vendían". Otros, porque definitivamente querían olvidarse de etiquetas y mostrarse al mundo sin mascaras.
Este ultimo es el caso de The Afghan Whigs, uno de esos mitos "olvidados" de los noventa que solo se vino a revalorizar en el nuevo milenio gracias a internet. Encabezados por Greg Dulli y tomando el nombre de una banda de motociclistas de los sesenta que se consideraba a si misma como pacifista, firmaron con Sub Pop a finales de los ochenta lanzando sus primeros trabajos allí. Gracias al boom del grunge y Nirvana (que lanzó Bleach en la misma Sub Pop), Elektra Records se fija en ellos y firman contrato casi que de inmediato.
El hecho de que Dulli renegara de la etiqueta de "banda grunge" (por mas que es amigo cercano de Dave Grohl) hizo que la banda tuviese en la promoción de sus trabajos una imagen mas sobria y elegante que sus contemporáneos, así como un mayor refinamiento en la producción y el trabajo de sus guitarras. Mas o menos con esas credenciales aparece su obra maestra de 1993, Gentlemen. Sin duda uno de los mejores trabajos de la década a pesar de no tener mayor éxito comercial. Esto ultimo provoco conflictos legales con Elektra y entre los mismos miembros, por lo cual solo pudieron lanzar dos trabajos mas hasta su disolución en 2001.
Hacia 2011 y luego de diversos proyectos paralelos de sus miembros, Dulli reforma la banda y llega a presentarse con una cantidad considerable de audiencia en la edición de este año del Festival de Coachella. Con algunos miembros nuevos y una experiencia dada por tanto tiempo involucrado en la industria, la banda lanza Do To The Beast, su séptimo álbum. Resultaba interesante saber si intentarían acoplarse de forma particular a las tendencias del nuevo milenio, o bien profundizarían en el sonido que los hizo una banda de culto en los noventa. Les daré una pista: no hicieron ninguna de las dos cosas.
Inician con "Parked Outside", un blues con algo de ese ímpetu de Queens of the Stone Age, especialmente dado por esa guitarra rasposa, cortante y directa. Dulli se desempeña de forma inigualable en la voz. Tiene ese tono turbio, malvado, sucio, bizarro y encantador que los hace tan especiales para el alternativo. Luego nos sentimos cautivados con el punteo medio oriental de "Matamoros" que sostiene la voz de Greg. Es mas extraña e impredecible, manteniendo cierta deuda con su clásica "Debonair".
Encontramos luego un medio tiempo llamado "It Kills" donde demuestran que todavía hoy son diferentes al resto. Hacen de la ambición de armar algo grande su punto mas fuerte, y cumplen con las expectativas haciendo parecer fácil lo difícil. Las distorsiones buscan emular violines, lo que le suma puntos a la canción en lo que al éxito del experimento se refiere. Sigue "Algiers" que juega a lo contrario: demostrar que no necesitan pasarse de pretenciosos todas las veces, creando una canción donde los agudos de Dulli marcan la parada al ritmo de una guitarra acústica que, junto a los arreglos, tiene un agradable parecido con The Church. Si eso de buscar dos opuestos tan radicales en la forma de hacer una canción no demuestra que van a por todo, no se que lo haga.
"Lost In The Woods" se muestra emparentada con el college rock de R.E.M. y las canciones "spectorianas" de los cincuenta y sesenta. El piano sostiene la canción, a pesar de lo caprichoso que pueda sonar a ratos. Luego vemos que si un día la saga de James Bond necesita atraer al publico indie, "The Lottery" podría funcionar muy bien. Sofisticada desde todo punto de vista, algo psicótica en las guitarras, y con ese aire de himno tan irresistible. No tiene pierde y puede codearse fácilmente con muchos de sus clásicos noventeros.
Un teclado sencillo al fondo en "Can Rova", punteos marcando la melodía, y Dully en plan crooner le dan un tono bastante americano a Do To The Beast. Progresivamente adquiere mas intensidad, tal como las mejores producciones de Spector. Es el turno de "Royal Cream", donde el riff de guitarra se pone en plan de emular el sonido del Medio Oriente nuevamente, enfilando nuevamente baterías y haciendo que la banda de lo mejor de si misma. Esta viene enganchada a "I Am Fire", que prueba con un tono mas melódico y a la vez mas arriesgado en la batería, como buscando darle mas mística a la canción.
Llega el final con "These Sticks", cerrando nuevamente con un muro de sonido donde la batería mantiene su idea primitiva de golpear y retumbar en los oídos. Cada vez se hace mas intensa, llegando a incorporar incluso trompetas. Final magnifico con la que sin duda es la mejor canción de un regreso totalmente inesperado.
Al final Do To The Beast es el regreso del año, incluso por encima del Indie Cindy de los Pixies. No es difícil darse cuenta de que no pretenden revivir sus mejores tiempos o acoplarse a un presente que seguramente no los recibirá de la forma en que podrían merecerlo. Simplemente dejan que la música fluya, que Dulli imponga su ley y que sea la carretera quien decida si llegan para quedarse o no.
Mi recomendada es "It Kills". Es la médula en la que se sostiene los motivos detrás no solo de la creación del álbum, sino del regreso de una banda que quiso ser la alternativa al rock alternativo.
Aquí va "The Lottery".
Calificación: 4.5/5
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