jueves, 19 de marzo de 2015

Estéreo Picnic 2015, la historia. Parte II: Un amish peligroso.


Tuvimos que pasar de la alegría por lo que se venia, a la preocupación por lo que ya teníamos en frente.

El primer día de Estereo Picnic ofreció para todos una cuota bastante interesante de artistas donde Jack White lideraba las acciones, seguido en "importancia" por Foster The People, The Kooks, Skrillex y SBTRKT en el plano anglosajon. Por el lado hispanoamericano iban a estar El Mató A Un Policía Motorizado, Astro y Grupo De Expertos Solynieve; mientras que por las bandas nacionales tendríamos a Pedrina Y Rio, Planes, Tan Tan Morgan y un nombre que resaltaba en ese ámbito por encima del resto: Telebit.

A eso de las 2 de la tarde salí de mi trabajo emocionado porque arrancaban tres días donde pronosticaba que me iba a echar a perder como nunca en la vida, al lado de buenos amigos, buena música y un ambiente totalmente distinto al cotidiano. Viendo el cartel y el lugar donde se realiza desde 2013, invitaba a no preocuparse por otra cosa que no fuera disfrutar cada momento. Sin embargo, suele pasar que con expectativas tan altas la realidad te mande a morder el piso.

Recuerdo que cuando íbamos en la ruta del Festival, uno de los acompañantes me preguntó que si ese día iba en plan de periodista, de melomano o de aficionado. Respondí que iba "en plan de camaleón" porque la verdad podía ponerme en cualquier postura, de acuerdo a lo que se presentara. Llegamos al Festival y el panorama pintaba complicado: una fila de unas 500 o 600 personas esperaba entrar cuando faltaba unos 45 minutos para el comienzo del festival. Figuraba ser periodista.

Preocupado, me fui con una amiga a ver como estaba la situación adelante. Parecía un embudo. Mucha gente sin conservar la fila buscaba ingresar por un espacio mas reducido, a la par que la logística ni contribuía a conservar el orden en el ingreso, ni agilizaba el mismo. Con cada minuto que pasaba el asunto se hizo mas tenso, mientras escuchábamos a lo lejos como sonaban "Sombras" y "Androides" de Telebit. No pude sentirme mas decepcionado en ese momento.


¿A que razón se debió la demora? Parece que la logística no hubiese tenido inducción, porque cuando ingresamos no revisaban las manillas para saber si eran legales o no. La actitud de varios de ellos era pésima, no ordenaban el ingreso del publico de acuerdo a la compra (manilla de tres días o boleta del día) y muchos que teníamos ganas de empezar viendo una que otra banda colombiana tuvimos que pasar de la alegría por lo que se venia, a la preocupación por lo que ya teníamos en frente.

Hubo muchas criticas por parte de algunos periodistas acreditados diciendo que muchos llegamos tarde al evento. La pregunta es, ¿Y a que otra hora se suponía que podíamos llegar? Muchos trabajan o estudian hasta las dos de la tarde (si es que no tienen que pedir permiso o capar clase para llegar allá), así que no fue necesariamente mala fe la que nos hizo perdernos las primeras bandas. No creo que Estereo Picnic tuviera en cuenta ese detalle a la hora del ingreso, y eso le costó al evento muchas criticas concluido el primer día.


Cuando ingresamos al Festival, mi decepción se hizo mayor. En una tercera tarima que parecía ser una piedra en el zapato para los asistentes (iba a medio camino entre los dos escenarios grandes y estaba adyacente a la plazoleta de comidas) tocaba ante 10 o 15 personas Grupo De Expertos Solynieve, el supergrupo español que en lo personal prometía muchísimo. No sonaron mal en los instantes que los estuve viendo, pero me causo mucha rabia ver como se desperdiciaba un muy buen grupo en ese escenario que para el 80% de los artistas seria un matadero. Generalmente los artistas que iban de noche convocaban una audiencia más respetable.


Me perdí a Telebit y a Tan Tan Morgan por los problemas en la fila y vi desangrarse a Grupo De Expertos Solynieve entre la ausencia de gente, pero no fue así con The Kooks. La banda liderada por un Luke Pritchard irresistible lo dio todo frente al público de Estereo Picnic, dando buena cuenta de la influencia que tuvo The Rolling Stones en Listen, el trabajo que venían promocionando. De hecho no resultaba extraño ver como el vocalista bailaba igual que Mick Jagger en varias de las canciones. Sin embargo, lo realmente interesante es ver como consiguieron hacer que su faceta más dicharachera se llevara bien con la más guitarrera de sus inicios. Y en ese sentido es muy destacable el acople de los músicos, siempre preciso, dinámico y efectivo.




Desafortunadamente no fue un show que me pudiera gozar por completo. Tuve la mala suerte de coincidir con un grupo de niñas fastidiosas que nos exigían de muy mala manera a mi acompañante y a mí que les diéramos espacio porque éramos muy altos y ellas muy bajas. Decidimos no ceder y el resto del concierto fue un forcejeo continuo entre ellas y nosotros durante la hora de presentación de los británicos. Por eso no pude saltar con este himno de mi adolescencia como hubiese querido.



El ambiente se hizo todavía más molesto a raíz de eso, a lo que se le sumó la prácticamente nula posibilidad de salir de allí y ver a los grupos de las otras tarimas, puesto que básicamente todos acamparon en el piso, dando por hecho que nadie tenía ganas de salir de ahí. En ese punto se evidenciaron (por no decir que se hicieron obvias) dos cosas: una, la actitud de “borregos sin sangre” de gran parte del público que no podría asumir el riesgo de conocer nueva música ni aunque les pagaran por eso. Otra, la mala distribución de las bandas que hizo la organización ese día.

¿O es que no era evidente que todos se iban a quedar en la tarima principal esperando a todas las bandas pesadas del día? La idiosincrasia del público puede ser muy cuestionable, pero en eventos como este (y sobre todo con un publico como el colombiano) se hace necesario forzar la situación desde la organización. Generalmente lo venían haciendo en las ediciones anteriores. ¿Por qué sintieron que eso debía modificarse en esta? Digo, no se puede volver a permitir que Planes pida ante su publico que The Kooks no toque tan fuerte para que no les opaquen el show...

A esas alturas lo único que rogaba es que alguno de los dos artistas que faltaban me sacara toda la ira que tenia encima. Mark Foster escuchó mis plegarias (parece) y fue de esa forma como Foster The People se apoderó del escenario con solo dos cosas: buenas canciones y escenografías llamativas. En ese último apartado sin duda se inspiraron más que el resto de bandas, ofreciendo ratos de psicodelia y algo de surrealismo, que sumaban a una música que de por si es muy pegadiza y con letras bien surreales.


El acople de la banda se sentía potente. Daban muestras de su versatilidad en los intros de cada canción y, por supuesto, nos hicieron saltar a todos con sus hits. “Pumped Up Kicks”, “Houdini”, “Best Friend”, “Coming Of Age”… todas, absolutamente todas funcionaron bien esa noche.



Desde el arranque con “Pseudologia Fantastica”, “Helena Beat” y “Miss You” dejaron claro que han evolucionado bastante (y para bien). Mi acompañante me comentaba que su presentación de ese día le pareció incluso mejor a la que hicieron hace tres años en su primera visita a Colombia hace tres años. Según él, le parecía que antes Mark abusaba del falsette. En cambio decía que en Estereo Picnic su voz había madurado y sonaba con más autoridad. Desafortunadamente y por lo corto del tiempo no hubo oportunidad de disfrutar de más repertorio del Supermodel (quería escuchar "A Beginner's Guide To Destroying The Moon"), pero lo que tocaron, lo tocaron bien. Especialmente el cierre.



Ya se me había pasado un poco la rabia, pero todavía me dolía perderme a Él Mató A Un Policía Motorizado, que en esos momentos ya estaría tocando en el tercer escenario. Me consolaba un poco el saber que los podría ver abriendo para Interpol en unos días. De la decepción iba pasando poco a poco a la ansiedad de ver finalmente al equivalente generacional de Jimi Hendrix para los miles que hacíamos bulto. Y eso, debo admitirlo, mataba cualquier bronca que pudiera tener con la organización, con la indolencia del publico, o con la vida misma en esos momentos.



De una manera obscenamente arrolladora, Jack White se apoderó del Escenario Tigo. Se valió de un repertorio que repasaba gran parte del Lazaretto, algunas canciones de Blunderbuss y algunas canciones tantos The White Stripes como de The Raconteurs. Como leí alguna vez, es el indisciplinado del colegio al que le dieron una guitarra para controlar aunque fuese un poco sus arrebatos.


Los músicos que lo acompañaban parecían extensiones de Jack. Tocaban tal cual como White hacia lo suyo en la guitarra. Pero algo me quedó claro de Jack esa noche: si, es un genio en la eléctrica, pero hay que ver lo que hace con una acústica. Cuando hace "We're Going To Be Friends", "Just One Drink" o "Love Interruption" deja ver con más profundidad sus raíces musicales y sabe deleitar bien a los incondicionales que se encuentran a mi lado, coreando una canción tras otra.

Pero claro, todos íbamos por lo que hace con la eléctrica. Y cuando llegó la hora de hacer "Sixteen Saltines", "Steady As She Goes" y "Seven Nation Army", lo de saltar y disfrutarlo fue lo de menos. En la ultima, de hecho, nos apoderamos de ese riff con muestras voces de una manera atronadora a la par que White lo tocaba encaramado en los parlantes. En mi caso no era para menos, después de todo fue la primera canción que me aprendí en la guitarra,

Fue un momento de comunión que aún siendo algo predecible, no dejaba de ser notable. Recuerdo que llegué a pensar en Jack como el equivalente a musical a Chuck Norris. ¡Imaginen lo desgarrador de su show!



Concluido el show de White, se dispersa todo el publico. Me sentía cansado y todavía con ganas de más, pero decidí guardar mis energías para el día siguiente, cuando realmente las iba a necesitar. Eso sumado al estrés de lo que tuvimos que vivir durante el ingreso me obligaron a ver solo de pasada a Mitú y Designer Drugs, y a perderme a un Skrillex con el escenario Caracol a reventar. 

El norteamericano lo hizo bien por lo que dicen, pero no había podido ir y someter a prueba una de las preguntas mas trascendentales de todas: ¿Cual es el valor de un DJ en vivo? ¿Que hace que reciban tratamiento de super estrellas por pinchar música? ¿Por qué pasamos de la mística de Andrew Weatherall o Fatboy Slim a los espectáculos con luces exageradas de Skrillex o Calvin Harris? Terminaba el primer día de Estereo Picnic con esa duda en mi cabeza.

Cuando nos devolvíamos a nuestras casas, decidimos hacerlo en Uber. Allí el conductor nos comentó del bloqueo de los taxistas en la Autopista Norte por la alianza entre el Festival y la empresa de transporte. Definitivamente se avecinaba un día con bastantes criticas para el festival y, al menos en mi caso, tenían 48 horas para revertir la mala imagen que estaban dejando ante todo el publico asistente.

En resumen, una logística horrible, una distribución de bandas todavía peor (como se veía desde el horario), publico cobarde y molesto, show agridulce de The Kooks (así no fuera culpa de ellos), monumentales los Foster The People, autoritario Jack White, y muchas dudas en el aire.

Mañana la tercera parte.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario