lunes, 19 de diciembre de 2016

Los 20 mejores álbumes del 2016


La buena música no faltó.


Para cerrar nuestra acostumbrada serie de listados con lo mejor del año, pasamos a repasar los que a nuestro criterio fueron los mejores trabajos en el mundo anglosajon. Si vieron los listados anteriores (e incluso si estuvieron siguiendo con juicio nuestro Top 100 de canciones del 2016) fue un año de guitarras por doquier. Por primera vez en años la electrónica cedió espacio frente a la tensión que suelen ofrecer las seis cuerdas. Ya fuese durante los conciertos o en los álbumes lanzados, ese ítem al que de vez en cuando se le suele condenar a muerte frente a las maquinas da señales fuertes de vida. Y eso nos alegra.

Más allá de eso, muchos de los grandes lanzaron álbumes en este 2016, comenzando por David Bowie, pasando por Radiohead, Primal Scream, Underworld, PJ Harvey, Swans, Nick Cave y terminando con Justice, Leonard Cohen y Neil Young en las últimas semanas. Además, artistas con presentes bien definidos como James Blake, Jake Bugg o M83, junto a varias promesas a futuro arrolladoras como Yak o DMA's, fue un 2016 donde la buena música no faltó.

Y aun así, en un año tan marcado por la muerte de muchos grandes del pasado, resulta comprensible ver que en la listas de fin de año los álbumes pop sean recurrentes como una forma de cubrir el vacío. Cosa que no estaría mal si esos personajes le pudieran calzar aunque fuese una muela a los que se fueron. Beyoncé y Gaga a punta de colaboraciones antes que por un genuino mérito personal se mantienen y repuntan (respectivamente) en popularidad, Rihanna suena más sosa que nunca, y Kanye es Kanye. De verdad hice la tarea de escuchar esos trabajos, pero no vi justificado ese acto de darle la espalda a lo demás. Cosa triste, porque ese "demás" ofreció buenos (que digo buenos, ¡grandes!) momentos en los últimos doce meses.

Para ser un año tan marcado por la muerte de tantos grandes de la música, 2016 fue un momento donde los grupos nuevos fueron importantes para demostrar que todavía hay cosas por hacer y canciones por componer, con todo y que mucho de su impacto se vio reducido precisamente por estos fallecimientos que obligaron a un importante sector de la industria y la prensa musical a refugiarse ahora más que nunca en el pop y el revisionismo histórico. Por eso la lista incluye varios álbumes que no se escucharon mucho, pero igualmente dan buenas señales, aun cuando en muchos casos solo representen buenos síntomas para las bandas que los lanzaron antes que para un sector de esta generación.

Este Top busca recordarle a ciertas personas que los grandes del pasado salieron de abajo, que no estuvieron siempre arriba, y que si quieren encontrar sucesores para todos ellos deben arremangarse, bajar al subsuelo y untarse de pueblo hasta encontrar la trufa dorada.

Sin más preámbulos, comencemos.


20. M83 – Junk


'Junk' de M83 es entonces lo que pasaría si a The Beatles los hubiese producido Jean-Michel Jarre o Mike Oldfield en vez de George Martin. Algo etéreo, con sintetizadores, pero que prioriza lo tradicional y lo orgánico por encima de lo sintético. Habrá a quien le disguste el álbum por alejarse tanto de las coordenadas que acostumbraba Anthony Gonzalez hasta ahora, pero la verdad es que ese giro hacia lo orgánico hace delirante pensar en la banda haciendo shoegaze orquestal o algo por el estilo en el futuro.


19. Underworld – Barbara Barbara, we face a shining future


A 'Barbara Barbara...' se le ha llamado el mejor álbum de Underworld desde 'Beaucoup Fish', pero la verdad es que su carrera nunca ha tenido un bajón realmente tan pronunciado como para hacer semejante aseveración. Lo que si puedo decir es que es el trabajo más experimental y arriesgado que hayan lanzado hasta la fecha. Porque algo parece claro escuchando las canciones y es la ausencia de una necesidad por crear algo fácilmente vendible. Basicamente Karl Hyde y Rick Smith nos dan un rompecabezas donde encontramos distintas experiencias unidas entre si por un criterio o un capricho que no logramos entender, pero está. Cuando quiere enganchar, engancha. Cuando quiere someter a prueba nuestra paciencia con algo difícil de escuchar, nos somete a prueba.

18. MSTRKRFT – OPERATOR


En tiempos donde realmente se necesita escuchar algo con más sustancia y menos sobre-producción tipo Tomorrowland o menos sutilezas a lo Flume o Disclosure, resulta agradable escuchar un disco como 'OPERATOR', donde los ritmos repetitivos pero contundentes y despiadados sean los que dominen la situación. No es un disco de un perfil tan alto a pesar de que se trata de un proyecto que tuvo su importancia en la década pasada y ahora nos puede tirar temas tan tremendos como "Party Line" o "Little Red Hen" que hacen de la pista de baile un autentico campo de batalla. Pero tal vez les benefició no tener muchas expectativas alrededor, porque su regreso ha sido pateando lo que tengan a su paso.


17. Blossoms – Blossoms


De vez en cuando aparecen este tipo de bandas que destacan por un sonido al que se le pueden encontrar muchas referencias, pero a la vez un estilo muy distintivo. El debut de Blossoms es uno de esos casos. Pegadizo, mezcla de espíritu retro con una actitud más fashion de lo que parece, estos ingleses firmados por Heavenly Recordings se han mostrado como una curiosa y arrolladora realidad en este 2016. La clave está en que son muy elementales en sus melodías pero sin caer en lo facilista, así como en la habilidad de su teclista Myles Kellock para imprimir su sello en cada uno de los temas del grupo. Hay canciones disfrutables como "Charlemagne", con aire retro pero sin abusar de él como en “At Most A Kiss” o “Texia”, así como ratos donde hacen volar nuestras mentes como en “Deep Grass”. Por donde se le mire, sigue la tradición británica de lo que suelen definir como “obra maestra”.

16. Primal Scream – Chaosmosis


Sin llegar al status de obra maestra, 'Chaosmosis' cumple bien con las expectativas que despertó Primal Scream con su antecesor, el siempre sorprendente 'More Light'. Requiere mucho valor cambiar tan radicalmente de estilo, y habla muy bien de Bobby Gillespie y compañia que sigan siendo tan arrojados en ese sentido. Ciertamente nos ofrecen canciones oscuras en este álbum, abordando las relaciones desde una óptica amarga, pero nunca llegan al punto de ser depresivos. El trabajo de los sintetizadores es digno de aplaudir, las colaboraciones respondieron a las expectativas, y sin mayores pretensiones demuestra ser un disco esencial en términos de asimilar el panorama de la música indie y la música pop en la actualidad.


15. Gojira – Magma


Más denso, experimental y en ocasiones difícil de digerir que sus antecesores, 'Magma' de los franceses Gojira marca un punto de ruptura notable con las que hasta hace un tiempo fueron sus señas de identidad. Ahora apelan a canciones cortas, directas al grano, sin tanta mística pero con una elección de riffs igualmente atronadora, con los cuales abren paso a letras donde la tristeza y el dolor tienen su lugar privilegiado. Eso ultimo se explica en el hecho de que la madre de los hermanos Duplantier murió mientras estaban grabando el álbum. Un desafío de frente a lo establecido en el heavy metal que tiene su recompensa esencialmente en "The Shooting Star". Solo escuchar esa canción permite comprender todo lo que pasará de ahí en adelante con el álbum.

14. Merchandise - A Corpse Wired For Sound



Su álbum anterior, 'After The End' supo ser inspirador en cada canción, pero con 'A Corpse Wired For The Sound' Merchandise cambia totalmente la dinámica. Aunque no planean reinventar la rueda (ni les importa) la banda liderada por Carson Cox toma como referencia el sonido de grupos como The Mission o Bauhaus (de hecho la voz de Cox recuerda mucho a la de Peter Murphy). Se apropia con respeto de esas influencias y las lleva a su propio terreno manteniendo su sonoridad aplastante y dejando ver una lógica progresión con respecto a trabajos anteriores. Con este álbum se unen oficialmente a la corte del post punk, al lado de Savages, Marching Church o Algiers. Y con escuchar “Flower Of Sex” o “Silence” resulta suficiente para justificar ese cambio de enfoque.


13. Yak – Alas Salvation


2016 fue un año donde las guitarras mandaron la parada, y por lo menos la mitad del mérito se le debe a Yak, banda británica que dejó una carta de presentación estupenda con su debut ‘Alas Salvation’. lleno de riffs ejecutados por un trío de auténticos desquiciados que se comportan a la altura de esa reputación. Incitan ese fuego primitivo de aquel que cree haberlo escuchado todo en el rock, dejando para el recuerdo temas como “Victorious (The National Anthem)”, “Harbour The Feeling” o “Use Somebody”. No creo que llegue a un status de legendario (o al menos no ha llegado todavía), pero me gusta pensar que una muy buena historia se está escribiendo a partir de ahora con ese trío.


12. Swans – The Glowing Man


Algo que siempre apasiona cuando se habla de Swans son los adjetivos que inspira cada vez que se debe reseñar un disco de ellos. Siempre hay alguna excusa para reafirmar la figura de Michael Gira. Ese ser de luz (y oscuridad) intocable, invencible, el auténtico superhombre de Nietzche llevado al plano musical, creando sus propias reglas, ajenas a las del resto. En ‘The Glowing Man’ todo tiene tono de despedida. Musicalmente no es tan arrebatado como su antecesor, ‘To Be Kind’. Es más reflexivo, oscuro sin ser profano, con más mantras que nunca pero con el mismo desafío auditivo para los nuevos y viejos oyentes. Agregados como los dulcimer que protagonizan la mayor parte del álbum, el chelo de “Cloud Of Unknowing” o la sobrecogedora voz de Jennifer Gira que le da vida a “When Will I Return?” son de esos detalles que suman puntos a un trabajo impecable.


11. James Blake - The Colour In Anything


'The Colour In Anything' es como una colección de orfebrería fabricada con instrumentos torcidos o de formas extrañas que le dan a cada pieza una condición particular. Un equivalente melancólico a las esculturas que hacia Homero Simpson motivado por su ira. Pueden ser sintetizadores con patrones raros, golpes repetidos de hi-hats para sostener la canción y darle intensidad como en "Modern Soul" o cualquier idea loca que se le ocurra al británico. Supera con creces a sus dos trabajos previos en términos de locura y atractivo. Y se le agradece.


10. David Bowie - Blackstar


Hace 40 años se dejaba deslumbrar por Kraftwerk y Neu!. Hace 20 por Nine Inch Nails y Goldie. Durante el 2015 le prestó atención en medio de su pelea por la vida a Kendrick Lamar y su renovada interpretación del jazz. 'Blackstar' no era el último capítulo en la discografía de David Bowie. Uno lo escucha en cada canción sin el más mínimo interés de acoplar todo a las melodías o a las métricas. Parece que escuchara la música y buscara derribarla con su voz no tanto a base de intensidad o fuerza, sino con la experiencia de quien ha pasado por todo lo que puede pasar un artista pop, conociendo ya todos los puntos flacos de la instrumentación. Era el principio de una nueva etapa, de una nueva transformación. Con uno de sus trabajos más difíciles de digerir, el Camaleón pasó de genio a leyenda. Y seguramente en 50 años se convertirá en mito para una nueva generación que encontrará inconcebible el hecho de que un tipo así respirara nuestro aire, hiciera esa música, y nos mantuviera tan a la expectativa con cada paso que diera como él lo hizo. Incluso con la muerte soplándole la nuca.


9. Radiohead - A Moon Shaped Pool


Con algo de presión adicional luego de un 'The King Of Limbs' no tan bien aceptado como otros álbumes de su carrera, Radiohead hizo de la expectativa y el misterio un arma promocional muy poderosa desde el 2015, con lo cual podían estar seguros de que tirarían cualquier cosa y nosotros la escucharíamos. Pero finalmente nos lanzaron algo mejor que “cualquier cosa”, y ese algo fue ‘A Moon Shaped Pool’, un álbum magnifico que siendo un poco más accesible y melódico que su antecesor (aunque no por eso más “fácil”) enganchó desde la primera escucha. Escuchamos guitarras ejecutándose siempre de formas distintas, tempos caprichosos, ruidos electrónicos, secciones de vientos y letras no tanto de protesta pero que cuestionan nuestro mundo como en “Burn The Witch”, mientras que a ratos buscan la esperanza (y la dejan en incertidumbre con una “True Love Waits” reinterpretada).


8. White Lung - Paradise


Desde que arranca con “Dead Weight” hasta que termina con “Paradise”, cada tema deja claro que este es sin duda el mejor trabajo de White Lung hasta la fecha. Tiene inventiva, mira hacia adelante sin romper con su pasado, y transmite emociones muy poderosas en cada canción. Como de costumbre en la agrupación canadiense, se impone la voz de Mish Way con esa mezcla de espíritu indie y dramatismo de adolescente milenial. En ‘Paradise’ se han convertido en algo similar a lo que supo ser Paramore en sus mejores días, solo que en vez de escuchar a Green Day son más de ponerle cuidado a Hole o Elastica. Si he de ser sincero, puede que se necesitara escuchar algo así en la actualidad. Gente que tenga cierta capacidad para el drama y lo pueda cristalizar en tiempos que no son muy amables a través de canciones como “Hungry”, “Narcoleptic” o “Kiss Me When I Bleed”.

7. Eric Prydz – Opus


Si a usted le gusta la electrónica y sabe que va más allá de las reglas de Tomorrowland, 'Opus' es para usted. Si solo se guía por el criterio del "espectáculo" que puede ofrecer un DJ, 'Opus' es para usted. Si no le gusta la electrónica, 'Opus' es para usted. Si quiere volver a creer en la electrónica, 'Opus' es para usted. Si le gustan los actos impredecibles que tengan muchos matices y muchas cosas que demanden explorarse con los sentidos, Opus es para usted.

Mejor dicho, 'Opus' es para cualquiera que le fascine la música y se permita sorprenderse con ella de vez en cuando. A pesar de que se guía en las coordenadas del house, Eric Prydz reivindica en su primer álbum largo en 28 años de carrera lo que podríamos denominar la "electrónica de autor". Tiene el tipo de espíritu con el que se maneja alguien encerrado en su cuarto con una laptop, algunos aparatos MIDI y un teclado. Puro urbanismo, pura experimentación, pura experiencia y por qué no, pura genialidad.


6. DJ Shadow – The Mountain Will Fall


En tiempos donde la parada del hip hop más experimental es liderada por Death Grips, Run The Jewels y gente por el estilo, DJ Shadow no se inmuta en lo más mínimo. Simplemente como que se arremanga, escupe sus manos y dice "enseñemos a estos novatos como se hace", para acto seguido comenzar a darle al tornamesa, los samplers y, todo sea dicho, las colaboraciones. El resultado, 'The Mountain Will Fall' es un trabajo versátil que oscila entre electrónica, hip hop vieja escuela y algo del acostumbrado trip hop del norteamericano. Tan luminoso como opresivo, parece otro punto alto en su trayectoria, pero no lo es. De hecho es mucho más. Realmente ha superado esa autocomplacencia que le han achacado a lo largo de su carrera post-Entroducing para entregarnos un álbum fuera de serie. Y para rematar, nos deja una de las mejores canciones del año en "Nobody Speak", justamente con Run The Jewels como invitados de lujo.


5. The Veils – Total Depravity


Álbum bastante ignorado por muchos, pero una joya invaluable para aquellos que se internaron en el quinto trabajo de la banda liderada por Finn Andrews. Supongamos que Kula Shaker, Nick Cave, Pulp y The Pop Group hicieran una orgía. Bueno, el resultado sería algo como ‘Total Depravity’. Hay un poco de todo. Luz, oscuridad, sueños, pesadillas, amor, odio... siempre sostenido por letras donde la meloseria puede ser muy traicionera. Y claro, por una producción que dotó a las canciones de la variedad necesaria para no caer en la monotonía, así como la suficiente para no perder el norte.


4. Slaves – Take Control


Desde su fundación en 2012, Slaves ha escalado posiciones de popularidad a una velocidad demencial gracias a un estilo directo y cargado de adrenalina con el cual Laurie Vincent e Isaac Holman han demostrado una facilidad insultante para armar canciones donde prima el elemento más básico pero que siempre pueden orientarse hacia un estilo diferente. Son 16 pistas en las que encontramos momentos rápidos tipo "Spit It Out" o "Take Control", otras como "Rich Man" o "Lies" tiran más del riff, algunas son más lentas como "Play Dead" o "Angelica", o temas bien extraños como "Steer Clear", la industrial "STD's/PHD's", o el hip hop con guitarras de "Consume Or Be Consumed", donde colabora Mike D de los Beastie Boys. Con su segundo álbum confirman que son un grupo al que se le debe prestar mucha atención.


3. Nick Cave And The Bad Seeds - Skeleton Tree


Influido por las emociones generadas por la muerte de su hijo Arthur el año pasado, Nick Cave junto a sus malas semillas nos ofrece en ‘Skeleton Tree' uno de los trabajos más desgarrados de su carrera. Mucho menos cronista que de costumbre, abre su corazón y afila su lengua para hablar de la tragedia, el dolor y la derrota, cosas muy presentes a lo largo del 2016 en el ámbito musical, sobre todo en la “vieja guardia”. Cuando otros podrían haber sucumbido ante una tragedia personal como esa, Cave ve en la música (su vieja confiable) una vía para sacar todo eso de su interior. Demostró en esa adversidad una vez más el alcance de su verdadero talento.


2. Moderat – III


Luego de llevar a nuevos límites y posibilidades el techno con su debut homónimo y poner el freno de mano con su álbum 'II', en abril de este año Moderat decide terminar la trilogía (de momento) con ‘III’, lanzado en Monkeytown (la disquera de los Modeselektor Gernot Bronsert y Sebastian Szary), siendo un trabajo donde prima más lo vocal que en el pasado. Nueve canciones en las cuales Sascha Ring se luce como vocalista, dándoles un acabado más orgánico que de costumbre. Es un trabajo decididamente oscuro y con atmósferas bien densas, pero también más adulto y con una experiencia acumulada que se nota fácilmente. En cierta forma redescubrieron una fascinación con la música pop, la pasaron por su filtro de ruidos raros e instintos techno y el resultado es el que llevamos escuchando todo el año.


1. DIIV – Is The Is Are


'Is The Is Are' fue el disco que me devolvió al juego luego de esa especie de vacío que me produjo la muerte de David Bowie. De hecho, el 2016 realmente comenzó para mí escuchando esas 17 canciones en una especie de terapia que supo darme ánimos con respecto al futuro. Las guitarras parecen de cristal, el bajo alterna momentos de liderazgo con otros donde asume un rol secundario, la voz de Zachary Cole Smith se impone con una especie de pasión fría en el ambiente mientras que las letras nos conducen por un umbral fuera de esta realidad donde encontramos personajes misteriosos, que bien pueden buscar la iluminación o encontrarse a sí mismos luego de pasar una vida llena de sinsabores. La música parece pensada para reflejar todo eso. Felicidad, reflexión, conflictos emocionales, depresión, romance. Uno escucha las canciones mientras mira la portada del disco y parece que todos esos dibujos cobraran vida a su manera con cada tema que pasa. Hasta cierto punto es un álbum shoegaze, hasta cierto punto es dream pop, hasta cierto punto es post punk. Por esas fronteras no del todo definidas es que me gusta tanto el álbum: porque permite entenderlo desde distintas perspectivas musicales y no agota al oyente a pesar de su extensión. Pero es el haberle dado alas al 2016 a pesar de tantos grandes falleciendo la razón más fuerte para ser el mejor trabajo del año.

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