lunes, 21 de noviembre de 2016

Reseña: Metallica - Hardwired... To Self-Destruct


Lo que está bien, está muy bien. Lo que falla, falla dolorosamente.

La masificación de Internet tuvo una serie de impactos en la música que todavía hoy no terminamos de asimilar. Uno de ellos es que un disco ya no se escucha de la misma manera que en los setenta o los ochenta. Con tantas plataformas y formas de disfrutar un material de estudio, una reseña musical es propensa a depender bastante de la manera en que se escuche dicho trabajo. Sea por cuestiones del formato físico (CD, vinilo) o las distintas formas que ofrece la virtualidad (Spotify, Deezer, iTunes, YouTube...) hacen que un álbum no se juzgue solo por el flujo, sino también por las canciones como piezas individuales.

Esto ultimo es algo especialmente cierto en el caso del nuevo trabajo de Metallica, 'Hardwired... To Self-Destruct'. ¿Por qué? Bueno, ocurre que esta semana cuando salió a la venta llegó a todas las plataformas posibles y en todos los formatos posibles. En el caso de YouTube se esmeraron un poco más que el resto haciendo vídeos oficiales para cada una de las canciones, dándole a la experiencia de escuchar el álbum un plus visual que no tantos artistas ponen a nuestra disposición. Eso ha llevado a que en los últimos días (y como cosa rara cuando se trata de Metallica), el publico se divida en dos facciones: una que considera al disco como uno bien flojo, y otra que le da valor por esa experiencia audiovisual que ofrece YouTube.


¿Cual de los dos está en lo cierto y cual equivocado? Bueno, como esa circunstancia hace que no sea un disco como los otros (punto para Metallica en eso), la reseña no podía ser como las demás. Entonces me sometí a probar el álbum desde esas dos perspectivas: la tradicional y la audiovisual.

Desde la audiovisual uno se mete en las historias que nos van contando a través de las imágenes, logrando plasmar para ese objetivo una banda sonora consistente que tiene su mejor momento en "Murder One" con tributo a Lemmy de Motörhead incluido. Les abono que 16 años después de esa pelea con Napster han comprendido que ese tipo de dinámicas no son a las que uno se enfrenta metiendo un palo en la rueda, sino adoptándolas y encontrando en ellas una oportunidad para dejar salir su creatividad en direcciones distintas a las tradicionales. Eso a pesar de que en el nuevo milenio sus discos no han sido todo lo que podrían ser.

Después de su experimento con la Orquesta Sinfónica de San Francisco, Metallica ha sido puro músculo y nada más. Poco de melodías memorables, poco de verdadera pasión plasmada en un disco, poco ingenio. 'St. Anger' tiene algo de mérito en tiempos donde el nu metal era dominador, pero la elección de tambores de Lars Ulrich así como la ausencia de solos y un productor como Bob Rock que era más apropiado cuando buscaban un enfoque más comercial que en un trabajo tan diferente a todo lo hecho anteriormente, le restaba mucha fuerza al resultado final. 'Death Magnetic' no estaba tan mal encaminado, pero la producción de Rick Rubin y esa comprensión tan artificial y exagerada del sonido para darle pesadez a material no tan realmente pesado, fue un lastre insuperable para una colección de canciones que mereció mejor suerte. Por eso la colaboración entre ambos duró solo un álbum.

Desde entonces Greg Fidelman asumió la vacante de productor desde el lanzamiento de 'Lulu', la colaboración de Metallica con Lou Reed. La decisión al parecer fue acertada, porque este personaje que hasta hace un tiempo tenia más créditos como ingeniero que como productor, comenzó a colar buenos trabajos en el mundo del metal en esa faceta durante los últimos años. 'World Painted Blood' de Slayer, '13' de Black Sabbath y '.5: The Gray Chapter' de Slipknot.


El optimismo fue incluso mayor cuando fueron lanzando las canciones de a pocos. Primero "Lords Of Summer" para la gira de Metallica By Request (la estrenaron a nivel mundial durante su concierto en el Parque Simón Bolívar, de hecho) que finalmente apareció en la edición de lujo. Luego ya este año apareció el primer sencillo, "Hardwired". Buena batería, guitarras aplastantes y un ímpetu que (me perdonarán si blasfemo), no les he escuchado en todo lo que llevamos del nuevo milenio. "Moth Into Flame" mantuvo bien mis expectativas, no tanto "Atlas, Rise", bastante floja comparada con las otras dos. Lamentablemente fue esa ultima la que marcó la pauta general de 'Hardwired... To Self Destruct', su décimo trabajo de estudio y, dicho sea de paso, el primer álbum doble propiamente dicho en la historia de Metallica (tomando en cuenta que 'Load' y 'Reload' fueron separados al nacer).

Hablemos del álbum luego de ser escuchado tradicionalmente.


Aunque finalmente el trabajo de la consola parece estar a la altura de lo que uno esperaría actualmente de ellos, ahora el problema es una autocomplacencia muy extraña incluso para los estándares del grupo en los últimos años. Los riffs suenan torpes y casi siempre similares en ritmo e intenciones entre canción y canción. Lo más grave es que se repiten y se repiten, aumentando la extensión de los temas de forma innecesaria. Eso es algo que no depende ni de la cantidad de escuchas que se necesiten para "entender" o habituarse a un disco. Más bien si hace que uno se haga la pregunta incomoda de si vale la pena esperar 8 años por un disco donde las dinámicas no son tan cambiantes como uno quisiera entre canciones.

Y como para que no se crea que es alguna bronca personal la que motiva esa consideración, puedo decir que el mismo problema tuvo Oasis con 'Be Here Now'. Aun teniendo buenas melodías y una que otra gran canción, perdía al ser bastante mono-temático. Claro que mientras a uno lo condenó el exceso entendido desde cualquier punto de vista, al otro le resta fuerza la presión de ser el nombre más reconocible del heavy metal en todo el mundo. Por ende, hay ciertas expectativas que debe cumplir aun cuando esté clarisimo que no harán otro 'Master Of Puppets', u otro 'Black Album'. La expectativa más importante, a mi juicio, es la de atraparnos con sus dinámicas arrolladoras y sin rodeos salvo que sea necesario.

Esa fue la razón por la cual los sencillos funcionaron: porque iban al grano. "Hardwired" funciona porque no se extiende más de lo necesario, cosa de la cual no pueden presumir mucho en "Dream No More", "Halo On Fire", y en la gran mayoría de canciones del segundo disco (con la notable excepción de "Spit Out The Bone", la mejor del disco por paliza) haciendo que la escucha se haga realmente tediosa luego de un rato. "Murder One" pierde muchos enteros en el flujo general del disco comparada con la jugada audiovisual en YouTube, mientras que "Here Comes Revenge" y "Man UNkind" a pesar de un intro arrollador muestran a Metallica en piloto automático. Una especie de "quiero pero no puedo".


Eso no quita sin embargo que hubo buenas canciones. "Hardwired", "Now That We're Dead", "Moth Into Flame" y la misma "Spit Out The Bone" destacaron, pero salvo la primera que es toda velocidad, las demás comparten una cosa: tienen melodías bien definidas y en general se rigen por el tono más pesado del Black Álbum. ¿Qué significa eso? A lo mejor no van a coincidir conmigo en esto, pero siento como si la banda le gritara a sus fans que ya no puede seguir haciendo el thrash que hacía en los ochenta. Que por ese purismo ridículo no han podido crecer más como banda, cuando siendo ya unos veteranos de guerra con la vida asegurada podrían estar haciendo otro tipo de canciones. No como ese intento forzado de hard rock carente de alma que plasmaron en "Atlas, Rise", pero si más bien con ese rescate de lo denso en "Dream No More", muy en la linea de clásicos como "Sad But True". No es perfecta, pero al menos deja ver a una banda más cómoda con esa faceta.

¿Es un álbum bueno? Mejor que los dos anteriores si, con toda seguridad. ¿Es un álbum malo? No es un desastre (al menos se deja escuchar, digo yo) pero que no se note mucha diferencia entre canciones y esa monotonía dominante al escucharlo de largo son fallas letales. Lo que está bien, está muy bien. Lo que falla, falla dolorosamente. Es un álbum de claroscuros muy definidos, pero que también formula preguntas muy interesantes sobre las distintas formas que tiene un disco de escucharse. No es una movida promocional revolucionaria tipo Radiohead, pero a su manera disponen de su imperio comercial para ofrecer algo diferente.

No sé si es un disco que me gustaría escuchar de corrido como otros, pero definitivamente hay varias canciones que pasan el filtro y hacen que valga la pena el sacrificio. Es algo muy meritorio tomando en cuenta que no es un trabajo especialmente virtuoso. Kirk Hammett no se luce tanto en la guitarra (de hecho no aparece como compositor en ninguna de las canciones por primera vez desde 'Kill 'Em All'), por lo que el peso rítmico lo asumen James, Lars y Robert. Eso explica parcialmente que no tuviesen forma de ofrecer más variedad entre canciones.

Como sea, entre esas que pasan el filtro recomiendo especialmente "Moth Into Flame". Instinto hard rock en el intro, velocidad cuando es requerida, y cambios de ritmo que impactan como solo Metallica lo sabe hacer.

Aquí va "Spit Out The Bone".


Calificación: 3/5

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