jueves, 30 de marzo de 2017

Estereo Picnic 2017, la historia. (Preámbulo)


Ser testigo de lo mucho que ha crecido ese suceso desde 2010 es un autentico privilegio.


Tres días de lluvia, música, lluvia, barro, jóvenes, lluvia, alegría, desenfreno y un poco más de lluvia (?) han convertido al Festival Estéreo Picnic en esta edición en un fenómeno cultural y social para toda una generación de forma definitiva e indiscutida. Muchos de nosotros hemos crecido (personal y profesionalmente) con ese nombre y los acontecimientos que tienen lugar allí como una referencia de eso que solemos llamar “los mejores días de nuestras vidas”.

Aunque este año no tenia intenciones de asistir este año, la gente de Escena Indie muy amablemente me acreditó para asistir y cubrir los tres días de presentaciones. Les agradezco profundamente esa oportunidad, pues entre artistas nacionales e internacionales rompedores, una que otra decepción, muchas lecturas del presente y futuro del evento hay bastante tela para cortar sobre lo que ocurrió hace ya una semana, y así se hará. Después de todo, ser testigo de lo mucho que ha crecido ese suceso desde 2010 (o más personalmente, desde que fui a ver en 2012 exclusivamente a Caifanes) es un autentico privilegio.

La denominada "historia" se divide en tres capítulos, cada uno dedicado a los días que pasó quien escribe estas lineas en la Autopista Norte con 222 junto a unas 62.000 personas. En las próximas horas se irán publicando las mismas, mostrando que entre los puntos fuertes y débiles en materia musical o logística (porque los hubo en ambos casos) transportarse a "un mundo distinto" adquiere un significado cada vez más profundo para los que invierten en su manilla o boleta, o bien para los que se desviven tratando de conseguirlas en cuanto concurso existe.

Por ahora les adelanto una conclusión: no es el mejor Estereo Picnic en el que haya estado, pero definitivamente es el más importante de todos ellos.


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