Es su tercer álbum y no dan síntomas de perderse en su propio estilo.
Recuerdo que tuve contacto con Motorama por primera vez justo cuando daba mis primeros pasos en eso de mi exploración de la música indie. El contexto es curioso porque aparecieron por la misma época en que Interpol, Editors, Joy Division, Bauhaus y bandas por el estilo entraban en mi vida. No se hicieron una banda de cabecera por dos razones: sin negar que eran buenos esperaba que fueran algo pasajero, ademas de que andaba más obsesionado con las bandas anteriormente mencionadas. Escuchar rock ruso todavía se sentía extraño para mi en esos días.
Cinco años después de eso las cosas dieron un giro. No tanto con la banda porque sigue siendo marginal a los grandes medios (si bien ya son un nombre mucho mas frecuente en los blogs), sino porque ahora son muchos más quienes están prestando atención a su próximo movimiento. Y no es para menos, pues el previo lanzamiento de su sencillo “Heavy Wave” para promocionar el tercer trabajo de la agrupación rusa, Poverty, invitaba al optimismo y daba la esperanza de nuevos clásicos en nuestros oídos. Esperanza que se hizo patente desde la primera canción.
"Corona" abre el disco con teclados luminosos, agradables entre su barroquismo aligerado, guitarras reverberantes y la voz siempre profunda de Vladislav Parshin dominando la situación, siempre fiel a esa formula post punk/indie pop ligeramente oscuro que los ha caracterizado siempre. Todo eso da como resultado un sonido relajado pero igualmente atmosférico. Unos tales The Cure cumplían con una descripción similar en sus inicios.
Por esa misma linea aparece "Disperded Energy" que recuerda notablemente a The Doors. El bajo se hace presente y los teclados se encargan de la melodía, siempre conservando la atmósfera oscura, ligera y acogedora del inicio. Pero rápidamente las cosas se animan con "Red Drop". Una guitarra precisa ejecutada por Maxim Polivanov se compenetra bien con la voz de Parshin, regalándonos un pasaje de regreso a inicios de los ochenta, cuando a esa linea borrosa entre lo independiente y lo comercial se le llamaba new wave.
Con suma delicadeza se cola en nuestros oídos "Heavy Wave", manteniendo la idea retro y emocionando todavía mas con la mejor versión de Parshin como vocalista en Poverty. Una especie de transición al ritmo de los buenos teclados de "Impractical Advice" le abre paso a "Lottery" y su idea post punk clásica, efectiva y memorable. Inevitable pensar en The Cure cuando se posa en nuestros oídos con las guitarras de Parshin y Polivanov dominando el ambiente.
En las ultimas canciones tenemos a "Old", sin duda la mas oscura del álbum. Esta y "Similar Way" tienen la particularidad de que le otorgan un mayor peso e importancia al bajo de Airin Marchenko, lo que da como resultado que sean más rápidas y por el tono de los primeros Joy Division o Wire. Con "Write To Me" concluye Poverty en medio de un teclado que retoma el protagonismo en igualdad de condiciones con el bajo, mientras Parshin canta con una frialdad sorprendente.
Es su tercer álbum y no dan síntomas de perderse en su propio estilo. Todavía suenan a lo que apuntaban en Alps y confirmaron en Calendar: a un grupo que tiene claro lo que quiere y sabe dar los giros de tuerca necesarios para no hacerse aburridos. En ese orden de ideas, Poverty funciona para mostrarlos consolidados, con un acople en constante mejoría y para forjar de forma más lenta y segura que muchos de sus contemporáneos una reputación de banda fiel a si misma.
"Lottery" es mi recomendada. Claramente no es la más original, pero es que cuando manejas ritmos como esos, es imposible que no funcione. Seas quien seas.
Aquí va "Red Drop".
Calificación: 4/5
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