martes, 28 de junio de 2016

Reseña: James Blake - The Colour In Anything


Supera con creces a sus dos trabajos previos en términos de locura y atractivo.

Descubrí muy tarde a James Blake. No estaba tan habituado a ese tipo de música en el 2013 cuando apareció su estupendo Overgrown y por eso perdí la chance de hablar en su momento de un tipo que estaba forjando desde la soledad de su cuarto las bases para una nueva encarnación de la música pop más melancólica, más profunda y sincera (al menos en apariencia). Tan así que Beyoncé lo reclutó para colaborar en dos canciones de su ultimo trabajo, Lemonade.

Más o menos en el 2015 me atreví a escuchar algunas cosas de James y entendí por qué el alboroto de la gente con el tipo. Tenia mi interés pero no mi atención, hasta que escuché su estupendo cover al clásico de Simon & Garfunkel "The Sound Of Silence". A partir de ese momento me puse las pilas y estuve pendiente de los detalles de su tercer trabajo de estudio, esperado desde el año pasado y con el nombre provisional de Radio Silence. Finalmente la cosa se pospuso hasta este año.

Para el disco que finalmente se tituló The Colour In Anything, se reunió uno de los combos de producción más apasionantes que recuerde en los últimos tiempos: Blake, Rick Rubin, Frank Ocean (como co-autor en varias letras) y Bon Iver. Ese esfuerzo colectivo puso en nuestras narices 17 canciones donde sin saberlo han logrado dos cosas. Una, llevar los ruidos de Death Grips a una dirección digerible para la música pop. Dos, plasmar el mejor trabajo de Blake hasta la fecha.

Si, con seguridad es mejor que el primer álbum, y me arriesgo a decir que supera a Overgrown sin problema. Al disco lo rodeó una expectativa que si bien seguía los pasos de lo hecho en este semestre por Rihanna, Kanye West y Radiohead, no encontró la necesidad de exagerar. Fue estrenando canciones, fue revelando colaboradores (o descartando algunos como al mismo Kanye) y abriendo el telón de a poquito. 

En febrero conocimos "Modern Soul", en abril "Timeless" (ambas en sendos programas en la Radio One de la BBC donde el mismo Blake era el DJ invitado), y un día antes del lanzamiento del álbum en mayo conocimos tres canciones de un tajo: "Radio Silence", "My Willing Heart" y "I Need A Forest Fire". Cada canción fue anticipando algo más y más grande, y la verdad es que no defraudó en lo absoluto.


"Radio Silence" abre el disco con un piano íntimo, casi cabaretero, que se complementa con las percusiones electrónicas y la voz de Blake que en un rango medio transmite la serenidad necesarias para decir entre líneas "Bienvenido. Se que volverás, porque vas a repetir mi disco toda la vida". El ingreso de los sintetizadores refuerza esa idea, así como la arquitectura que va a seguir la mayor parte del álbum: melodía al fondo, reforzada por la voz de Blake, y caos proveniente de los componentes electrónicos.

Pasamos a "Points", una especie de R&B cadencioso cruzado con trip hop que se hace más fuerte cuando el registro de Blake, ahora más suave, se hace sugerente. "Love Me In Whatever Way" vuelve al piano solitario. pero ya muestra los agudos de James con más claridad, como si las canciones anteriores fuesen solo un calentamiento.


"Timeless" fue uno de los primeros adelantos de The Colour In Anything, y una de esas canciones que supo dejarme con la boca abierta. La cadencia del dub, ruidos que en otras circunstancias serían insoportables ejerciendo de muro de sonido, y Blake siendo más soulman que nunca. No hay nada mal con esa canción. Al parecer era justamente en esa canción donde se tenia planeado que colaborara West. A Dios gracias que no ocurrió, pero no es difícil notar que el ritmo tiene ese algo rompedor con el que suele asociar al rapero que también vende calzado.

El ambiente se torna acústico en "f.o.r.e.v.e r.", donde escuchamos solo a James y a su piano en un número bien vieja escuela. "Put That Away And Talk To Me" bien podría ser una canción de Bjork con esos ruidos de caja de música entrecruzados con los ruidos electrónicos raros que acostumbra la islandesa.

"I Hope My Life" tiene ese ritmo europeo bien marcado. Los bajos evocan bíceps por esa fuerza casi escultural que imponen con cada compás. La canción en si recuerda mucho las maneras de Eurythmics: tradicionales, pero manipulando los instrumentos del futuro. Agregaría yo, aportando al neo soul lo mismo que aportó Moroder al meter sintetizadores en la música disco. La forma en que sube y vuelve a bajar la intensidad es impresionante.

Pasamos a "Waves Knows Shores", un medio tiempo que parece protagonizado por gaitas en vez de teclados, sin ningún tipo de percusión. Hay ruidos que a ratos suenan como esas copas de vino que se usan como instrumentos cuando se les aplica cierta fuerza de rozamiento. A ese experimento le sigue "My Willing Heart", donde vuelve el soul marca de la casa, con piano y voz femenina a bordo. "Choose Me" es como una prolongación de eso con una percusión tribal, algunas líneas adicionales de sintetizador y un ambiente más ligado al dub. Es como subir unas 10 revoluciones a "My Willing Heart" y reproducirla en reversa. No puedo evitar pensar en Thom Yorke cantando en esa canción en concreto. No habría una voz que calzara mejor para una canción así.


Turno de "I Need A Forest Fire" con Justin Vernon de Bon Iver a dúo con Blake. Con un ruido similar al de un telegrama, la canción emerge como si tuviese corazón, latiera y cantara. Comparado con otros de perfil más bajo, no es tan llamativa. Pero cumple con su objetivo como sencillo. "Noise Above Our Heads" retoma ésa aura medio caribeña que ya le hemos escuchado en temas anteriores del disco.

Luego de una "The Colour In Anything" sostenida de forma solitaria por un piano y la voz del británico, llega el momento de "Two Men Down". Una percusión cristalina con ritmo R&B, ruidos electrónicos que conservan el orden en medio del caos y un coro que no admite oposición. Arrolladora por donde se le mire y un buen abrebocas para "Modern Soul", la médula que sostiene el disco gracias a, una vez más, cruzar las melodías del piano con los ruidos de sintetizador. Sin embargo, en esta canción el resultado es incluso más logrado que en las anteriores. Eso dice bastante de un álbum con pocas o ninguna fisura llegados a este punto.


Para el final Blake se guarda una "Always" que suena a Boyz II Men conociendo a Timbaland y un número con puros ecos titulado "Meet You In The Maze", dejándonos con la miel en los labios y sugiriendo, siempre sugiriendo, esa pregunta imprescindible: ¿Quieres escuchar de nuevo? Y literalmente parece responder afirmativamente por nosotros, pues esos ecos están sincronizados con "Radio Silence" para hacer del álbum un bucle perfectamente disfrutable.

The Colour In Anything es como una colección de orfebrería fabricada con instrumentos torcidos o de formas extrañas que le dan a cada pieza una condición particular. Un equivalente melancólico a las esculturas que hacia Homero Simpson motivado por su ira. Pueden ser sintetizadores con patrones raros, golpes repetidos de hi-hats para sostener la canción y darle intensidad como en "Modern Soul" o cualquier idea loca que se le ocurra a Blake. Supera con creces a sus dos trabajos previos en términos de locura y atractivo.

Hay elementos del synthpop entrecruzados con algunas jugadas propias de Radiohead, Bjork y Death Grips, sostenidas por una vocación centrada hacia el soul y el R&B. Las colaboraciones funcionan bien, las canciones son memorables por su atrevimiento pero incluso más por la impecable voz de Blake. Se nota que le da igual incursionar en "terreno John Mayer" (de hecho el británico decía que "se concentró en cantar un poco más" durante las grabaciones de este álbum), pues sabe que tiene las de ganar.

Mi recomendada es "Two Men Down". Por algún motivo esa vibra, ese ritmo y esa seducción con la que se maneja me recordó mucho a la de "Everything She Wants" de Wham!

Aquí va "My Willing Heart".


Calificación: 4.5/5

No hay comentarios.:

Publicar un comentario